ROMINA ZEBALLOS
Tras la pista de
En 2012 el título de Reina de Guayaquil y en 2017 el de Miss World Ecuador dejaron a Romina Zeballos Avellán (27), más que reconocimiento público, un fuerte deseo y vínculo para ayudar a personas en situaciones vulnerables.
Hace unos días se graduó en Madrid como máster en Cooperación de Proyectos de Desarrollo y un par de horas antes de su regreso a Ecuador se sentó con EXPRESIONES para hablar de la ilusión que le da seguir trabajando por los demás, ahora con nuevas herramientas y metodologías.
Su aporte para construir una mejor sociedad y comunidad lo hace como directora del Centro Polifuncional Zumar, del Municipio de Guayaquil, que se relaciona directamente con actividades artísticas dirigidas a niños y adultos de distintos barrios de la ciudad.
Sueña con un mejor futuro para su país y deposita sus esperanzas en su generación y en las futuras que, para ella, son más conscientes de lo que actualmente necesita el mundo para convivir en armonía. Reveló también que la política es un área por la que el interés de involucrarse ha ido en aumento. “Me sigo formando, también estudio Leyes porque si en algún momento llego a tener un cargo de este tipo, no quisiera fallarles a las personas. Ayudar es mi vocación e ideal de vida”, añadió.
Romina reconoce que ahora las metas de los jóvenes han cambiado. Sus principales objetivos son crecer profesionalmente y es en lo que ella también se ha estado enfocando. “Cada vez veo el matrimonio más lejano, nunca ha sido mi meta personal casarme, no tengo esa ilusión, pero tampoco descarto hacerlo algún día”, aseguró.
Antes de despedirse, recordó lo importante que es viajar, pues llena a la gente de nuevas ideas y conocimientos, y los nutre de diversas culturas. La exreina de belleza se declara una guayaquileña patriota y no se ve viviendo en otro país del mundo que no sea Ecuador. Sin embargo, la posibilidad de conocer lugares distintos la emociona.
Luego de esta conversación, Romina mostró un lado de su vida en el que apuesta por una mujer segura, estable y con ganas de cambiar para bien todo aquello con lo que no está de acuerdo.