EL THRILLER DE NETFLIX CON ACENTO ESPAÑOL
Mientras menos escriba sobre el argumento que esconde Hogar, mucho mejor para quienes se interesen por ver este filme programado en Netflix y que sirve para ratificar lo bien que anda el cine español. No es que sea la mejor película de suspenso, pero sí demuestra que sus directores y guionistas, los hermanos Álex y David Pastor, saben lo que hacen, especialmente al desenvolver el thriller en forma inteligente, sin excesos, pidiendo subliminalmente al espectador que crea todo lo que ve. Y, así lo harán todos quienes aprueben sus momentos ilógicos.
Las tomas aéreas de Barcelona crean una mejor visualización de la ciudad, con su modernismo y su tradición arquitectónica. Igual la fotografía que se ilumina u oscurece según va desarrollándose la intriga.
El encuentro de Javier con Damián, el jardinero que lo pilla y le comenta que el trabajo ha aumentado “desde que echaron al ecuatoriano”, es interesante, pero esa “amistad” le será contraproducente. Muy hábil, argumentalmente, es la forma como Javier se inmiscuye en la existencia del acaudalado Tomás.
Se aplaude la naturalidad con que actúan los artistas: reacción fiel ante las cámaras, miradas perfectas en primer plano y sobre todo… mostrar, a flor de piel, sus sentimientos. Observen la secuencia, al final de la película, en la que Marga enfrenta a Javier, eso es actuación cinematográfica.
Las cámaras se mueven a perfección y en ningún momento pierden la fuerza que este largometraje requiere y, sobre todo, sirven para demostrar el nivel económico de los protagonistas, presentándolos siempre con imágenes llenas de luz o de sombras similares al averno y que no son precisamente estados de conciencia, son estados de ambición y pobreza.
El final demuestra que no vale un ardite la forma en que se obtenga dinero para salir de la mediocridad económica. Lo importante es conseguirlo a través de la astucia, de saber manipular a los seres humanos. Para ellos, el principio debe ser: luchemos por tener una mansión, rapiñar dinero y disfrutar sinvergüenzamente de una riqueza mal habida, de un ‘hogar’.