DAVID JARRÍN DECONSTRUYE EL CUERPO ENFERMO
EN LA MUESTRA ESTÁ BIEN NO PENSAR EN TODAS LAS COSAS, EL ARTISTA QUITEÑO UTILIZA CERÁMICA, DIBUJO Y TEJIDO PARA RETRATAR EL PADECIMIENTO HUMANO Y EL GOZO.
Manos, piernas contraídas, torsos desechos; extremidades que se desencauzan, tuercen y deshilachan pueblan Está bien no pensar en todas las cosas, la muestra del artista David Jarrín que se exhibe en la galería Más Arte de la capital.
A través del dibujo, la cerámica y el tejido, el quiteño cuestiona los efectos de la heternormatividad sobre los cuerpos de las disidencias y sobre los cuerpos enfermos.
Jarrín, quien tiene una extensa trayectoria en la escena local, empezó ahondar en el tema hace varios años a través de un proyecto de escritura que, eventualmente, se fue materializando en distintas piezas y técnicas. Tres temas dividen los ejes de la muestra: sexualidad, enfermedad y cambio climático.
“Nuestra generación padece de mucha ansiedad pensando en el futuro, sobre todo en un futuro catastrófico relacionado a qué pasará con nosotros cuando la catástrofe climática suceda. Me considero un pesimista, entonces quería explorar esa catástrofe”, explica Jarrín.
Es así que las piezas de la muestra abordan el padecimiento y el gozo a través de materialidades suaves, que se desparraman fácilmente y que resaltan las fallas de lo corpóreo versus la belleza.
“Desde que empecé este proyecto, hablo e investigo mucho sobre el fracaso, y eso es lo que quería lograr con las piezas. Es decir, constantemente dejaba que la materialidad fallara. Si el tejido se rompía, presionar esa rotura para que se rompiera más; si el dibujo se manchaba que, se manchara más. La idea era abrazar el error para que siguiera su curso”, indica.
Santiago Ávila, curador de la exposición, señala que en esta, los objetos buscan “desdoblarse sobre sí mismos para retorcer las historias, que no solo se imprimen en la materia, sino también en la conciencia de un cuerpo fijado y etiquetado por un sistema capitalista que oprime y extermina”.
La técnica fue uno de los grandes retos de la exposición, pues a la par del dibujo y la escultura, este implementó en sus piezas el ‘tufting’, método de producción de alfombras en el que los hilos se inyectan a una tela base.
“El ensamblaje toma su tiempo, porque para aplicarla hay que hacer toda una estructura para tejer y en el país no hay mucha gente que lo emplea, así que las piezas se fueron construyendo a base de prueba y error”, recuerda.
Arriesgarse, no obstante, es una característica innata del artista visual y diseñador gráfico de la Universidad San Francisco de Quito y el Art Institute of Chicago, pues sostiene que el fracaso es un método de creación e investigación de las artes.
“Vivimos en una sociedad a la que le aterra el fracaso, sobre todo el fracaso público. Para mí el fracaso, y el fracaso de la materia, es otra manera de expandir el pensamiento”, sostiene Jarrín.
Este añade que ver materializado los resultados producto de las fallas en los materiales también sirve para sobrellevar la vida y acompañar los miedos y la preocupación. Añade que la muestra es la primera etapa de una serie de exposiciones que planifica este año.
“El fracaso también es una forma de atravesar la decadencia y el pesimismo y llegar sitios que uno desconocía”, concluye.