EN CONTACTO
LLORAR NO ES MALO, PERO YA EL PÚBLICO NO LES CREE
Las presentadoras de En contacto, Gaby Díaz y Dora West, se enojan porque en las redes sociales las critican cuando las ven llorar durante las emisiones del espacio del Canal del Cerro. En días pasados la primera de las mencionadas expresó muy molesta lo siguiente: “Dejemos esos comentarios de que ya comenzaron con el llanto o que ya les pusieron la música de fondo, para inhumanidades tenemos bastante”. Mientras que la exintegrante del grupo Kandela & Son manifestó a través de las redes sociales: “Un dólar por cada comentario negativo, lo que ayudaría mucho. Mis lágrimas no dañan a nadie, sus comentarios sí tratan de dañar. Nuestro objetivo es llegar a más corazones bondadosos. Sin embargo, nada ayudará a cambiar lo que hay dentro de ustedes”. No dudamos que todos se sientan conmovidos por lo que ocurre en el país con las inundaciones y por las familias afectadas. Los conocemos, pero derramar lágrimas en ese programa es el recurso más usado, el pan nuestro de cada día. En el matinal lloran por todo y ya sean momentos alegres o tristes, es decir con o sin razón, si alguien llega o se va, en los cumpleaños, en las entrevistas, con los invitados, en los retiros o cuando conversan con el pastor Carlos Villacrés (quien por cierto parece que es el único que conoce o puede hablar de temas religiosos o espirituales). Ni la actriz mexicana Victoria Ruffo derrama tantas lágrimas en sus telenovelas como en En contacto. Llorar, reír, ser solidarios con el prójimo, hacer un gesto de cariño deja ver que somos seres humanos. Muchas veces a la realeza se la cuestiona porque siempre es muy fría. Pero en esta revista televisiva se abusó de esa manifestación de sentimientos que al televidente lo cansaron y ya no les creen. De paso no contentos con aquello, los encargados de las redes sociales suben esos momentos emotivos. ¿De qué se quejan? Ustedes dan ‘papaya’ y lo único que han conseguido es que la revista sea la burla del público. Además a esta altura del partido enojarse no viene al caso. Hay que asumir lo que se está haciendo mal y que está afectando la imagen del programa (perdiendo credibilidad) y de los presentadores. Deberían manejarse de otra manera, aunque se los exijan, solamente para ganar sintonía o generar contenidos. No queremos decir que los conductores se conviertan en robots, en seres sin sentimientos ni emociones, pero controlarse también es ser profesional. Teresa Arboleda, Alfonso Espinosa de los Monteros, Rocío Cedeño... no habrían podido parar de llorar con cada nota que leían en los informativos. Y en los tiempos que corren es peor, ya que casi todas son noticias malas. Ana Buljubasich o Úrsula Strenge tampoco han necesitado de estas excesivas manifestaciones para hacer su trabajo. En las fotos con Henry Bustamante.*