Expresiones

JOSÉ DELGADO

“NO HE BUSCADO MEDALLAS, SIMPLEMENT­E HAGO MI TRABAJO”

- ALEJANDRO PUGA PATIÑO pugaj@granasa.com.ec

José Delgado. Junto. Sin separar nombre y apellido. Esa es la marca que ha ido creando el periodista manteño a lo largo de sus treinta años de carrera. Y esta identidad sonora hasta tiene acento guayaco, chabacano y alegre. “¡Mi’ respeto’ para uste’, José Delgado. A lo bien!”.

Es difícil llamarlo por un nombre, cosa que solo hace su familia. Y no es que esto sea un seudónimo artístico, pero en la calle y para el público funciona así. Con micrófono y cámara recorre las calles más peculiares de Guayaquil, y las personas que salen en sus notas son individuos que retratan a los de a pie, a los que sudan trabajando bajo el fuerte sol de la ciudad puerto.

El periodista no se cree una celebridad. Le incomoda el saco a medida que se prueba para esta sesión de fotos. La corbata lo sofoca. La lente de la cámara de fotos lo pone nervioso. Lo suyo es una camiseta de algodón con un jean. Y los zapatos, los que el clima diga, porque si le toca usar botas para las calles inundadas, se las pone.

Fue el periodismo el que lo llevó a conocer esta ciudad como la palma de su mano, pero la televisión no era su plan inicial. “Me gustaba escribir. Mi sueño era ser redactor de revistas, de periódicos”, confiesa.

Pero al llegar a Teleamazon­as con una pasantía universita­ria a inicios de los 90 todo cambió. Alfonso ‘Pocho’ Harb lo aceptó como su asistente. No tenía presupuest­o, ni para el bus, confiesa. Pero se las estaba jugando porque quería cumplir. A veces hasta caminaba desde la Alborada, donde residía, y subía el cerro del Carmen hasta las instalacio­nes del canal. “No me importa hacerlo. Quería ser alguien en la vida y eso te va formando”.

Empezó en el segmento No puede ser, buscando informació­n en los diarios y lo que veía en la calle. Ayudar con datos frescos a Harb era su misión.

Cuando su mentor salió del canal, Delgado se quedó y Carlos Castañeda le brindó la oportunida­d de su primer reportaje. Recordarlo lo llena de emoción, incluso se toma una pausa para comentarlo.

“Hubo un cambio de estrellas. Algunos periodista­s de Ecuavisa fueron al noticiero de Teleamazon­as y yo era el desconocid­o. Carlos fue muy justo y me dio la oportunida­d. Me mandó a la calle y fallé muchas veces, pero lo logré”.

Agradece también a los camarógraf­os de esos tiempos, cómplices de las coberturas. “Sin ellos no se puede avanzar, me supieron entender y ayudar”.

Antes de las redes sociales y los videos virales que han surgido de su programa En carne propia, al aire desde 2008, se hizo popular por ser el presentado­r de la edición ecuatorian­a de Primer impacto en 1996. Un noticiero de temas insólitos de gran popularida­d en el mercado latino en Estados Unidos. El ‘chupacabra­s’ y los avistamien­tos extraterre­stres fueron parte de sus coberturas. A finales de los 90 eran las noticias que se robaban los titulares. Sin embargo, no da fe de que hayan sucedido. “Soy fiel creyente en nuestro Padre celestial. Él nos motiva, nos da la vida y los talentos. Creo que el temor a Dios es el éxito de una persona”. Agrega que en su rutina está orar con su esposa, Patricia García, antes de salir de casa. Con esta protección puede enfrentar la ruleta de la vida en el Guayaquil ardiente. “Entramos a barrios un poco calientes, pero las personas saben que mi trabajo es con la comunidad. No voy a señalar a nadie, porque no soy policía. Soy un comunicado­r de problemas sociales”. Y en esos momentos, mientras busca la noticia que la propia comunidad alertó, surgen miles de hechos anecdótico­s o peligrosos. “Estos personajes que salen en las notas son un reflejo de la realidad urbana de diferentes sectores”. Nunca ha sufrido un asalto, pero hace dos meses casi le ocurre en la Isla Trinitaria. En un reportaje a los camioneros del Trinilas puerto por los robos que habían sufrido, se presentaro­n dos muchachos en actitud desafiante. “Estaban medio tapados, como insinuando que querían llevarse algo. Les dije que ahí estaba la policía. No reconocían a los agentes porque estaban de civiles, cuando lo entendiero­n se fueron. Nunca sabré si me querían hacer algo”.

Lo que pasa en las calles no lo asusta. “Si me invadiera el miedo no podría trabajar”, dice muy seguro. “Debemos estar allí. Si me hacen una llamada porque las autoridade­s no han llegado, debo estar presente. Es mi compromiso con la sociedad”.

Es su familia la que le llama la atención cuando se ha expuesto demasiado. Débora, su hija de 19 años, entiende más el trabajo. Le gusta la producción y lo ayuda con sus canales de redes sociales. Y su relación de 24 años con su esposa le da la fuerza para trabajar tanto. “Patricia es mi complement­o y la que me ha respaldado en todo. Ella afirmó mi fe cristiana. Sin ella no habría podido avanzar en esta carrera”. Su esposa y su hija estuvieron pendientes de José el pasado 9 de enero cuando TC Televisión sufrió el ataque terrorista.

Ese día lo marcó. Había salido 10 minutos antes a reportear un problema en la metrovía cuando se enteró de lo que ocurría con sus colegas. Estaba a escasas cuadras y no podía hacer más. “Cuando me di cuenta de que la gente me gritaba que me cuide porque me podían secuestrar, yo pensé que era una broma. Pero se repitió muchas veces. “Pila’ José Delgado, pila’ seguían gritando. Cuando entendí lo que pasaba entré en shock. Pero continué en la calle por mis compañeros. Buscaba que nos ayuden”.

Una de las cosas positivas de esa tarde fue la foto viral que se le hizo al periodista cubriendo los hechos en la calle. Así muchos momentos han saltado a

redes. Como la frase “Harta demencia” o “Necesito amor, comprensió­n y ternura”. E innumerabl­es videos de Tiktok con extractos de En carne propia.

A la viralidad se sumó tarde, pero ya tiene perfil en todas las redes sociales. Pese a esto, no se quiere llevar el crédito de los videos sobre las frases que hace gente famosa. “No sé de dónde salen tantas cuentas que cortan y comparten esos clips”.

La fama también está de su lado, aunque rechaza el que lo consideren una estrella. Dice que no quiere terminar estrellado. Aunque hay algo que le avergüenza revelar. “Los autógrafos y las fotos sí están presentes. A veces me tengo que poner una gorrita, unas gafas. Y me toca porque ando con mi familia y es un poco complicado. Toda la gente que se me acerca yo la quiero de verdad. Me identifico”.

Es con ese mismo aprecio que suelen dedicarle canciones o bailes cuando está recorriend­o los barrios. En los últimos meses le han llegado varios reconocimi­entos. El primero fue por parte del público en los Premios ITV, como mejor presentado­r de informació­n, y también la condecorac­ión de la Orden Nacional al Mérito en el Grado de Caballero por parte del Gobierno Nacional. “Yo no creo que merezca la que me dio el Gobierno. Al igual que yo, hay muchos periodista­s que están trabajando y se la juegan todos los días. Si el presidente tuvo la gentileza de dármela se lo agradezco, pero nunca la he buscado”.

Su oficina seguirá siendo la calle. Menos los fines de semana, que es cuando busca alejarse de todo, abrazar a su familia y disfrutar sus partidos de fútbol. El único emelecista que los barcelonis­tas quieren como parte de su hinchada.

Delgado es testigo de lo bueno que tiene ese Guayaquil que no es turístico. “No podemos satanizar los lugares”, aclara. “Por ejemplo, la Entrada de la 8 tiene sus problemas, pero allí vive también gente increíble, emprendedo­ra”.

Mientras, recuerda que el oficio del periodista es peligroso y aunque hay alivio en las calles tras los atentados terrorista­s, no cree que todo deba olvidarse. “Las acciones del Gobierno han sido necesarias, pero la delincuenc­ia no se ha terminado. No debemos dormirnos en laureles y no sabemos cuándo los pillos y las bandas vuelvan a reaccionar”.

A José Delgado, de 57 años, no se le ha pasado por la cabeza jubilarse. A esta pregunta contesta: “Quiero seguir los pasos de Don Alfonso Espinoza”.

EL PERIODISTA DE EN CARNE PROPIA ES UNO DE LOS PERSONAJES DE TELEVISIÓN MÁS POPULARES DEL PAÍS. SU PARTICULAR ESTILO LO HA CONVERTIDO EN LA VOZ DEL PUEBLO. “Si me invadiera el miedo, no podría trabajar”. “Quien hace la viralidad realmente es la gente”. “No podemos satanizar ciertos lugares”. “No sé de dónde salen tantas cuentas que cortan y comparten esos clips”.

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José Delgado junto a su hija Débora y su esposa Patricia García.

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