Expresiones

CARLOS VIVES INNOVACIÓN E IDENTIDAD

- ANA MARÍA CARVAJAL expresione­s@granasa.com.ec

Un joven con camisa blanca, mochila arhuaca y sombrero de paja caminaba por las calles de Valledupar, encabezand­o un grupo de amigos ansiosos por enamorarse y parrandear. El joven sonreía y cautivaba a las chicas cuando aparecían esos hoyitos que lo hacían irresistib­le. Ellas, con lazos en su cabello, vestidos discretos pero frescos, medias flapper y zapatos de suela, se escondían detrás de sus abanicos para disimular el sonrojo, mientras el joven cantaba para la Maye o para alguna otra muchacha, con su fiel acordeoner­o.

Esas eran las escenas típicas de la telenovela sobre la vida del compositor patillaler­o Rafael Escalona, que se estrenó en enero de 1991. El muchacho de hoyuelos y cabello rizado era Carlos Vives, un actor y cantante de pop que estuvo a punto de rechazar el personaje porque su mánager creía que no era un papel apropiado para su representa­do.

Treinta y tres años después, la decisión final de protagoniz­ar esa producción y publicar un disco el mismo año, con algunos de los clásicos de Escalona, literalmen­te cambió su vida. Fue el primer paso en ese camino largo que Vives transita con alegría y convicción y que, en sus palabras, comparte al mundo “el rock de su pueblo” y contagia a las nuevas generacion­es de la tradición musical colombiana.

Claro que había que celebrar lo lejos que ha llegado la aventura y para ello armó el Tour de los 30, que comenzó en mayo de 2023 en Perú y debía llegar a Ecuador en noviembre del mismo año. Pero entre la muerte cruzada, estados de excepción o la ola de violencia en nuestro país, el show se postergó

dos veces. Hasta que al fin llegó.

La gira trajo a Ecuador algo de esa música que ha cautivado a millones de personas en el mundo. Y este país fue el primero en abrirle las puertas. Su éxito se debe a que resaltó el patrimonio que sembraron los juglares del vallenato de antaño, como Escalona, Leandro Díaz, Alejo Durán o Chema Gómez, con sonidos frescos y energía juvenil.

Con los años, se ha alimentado de nuevos temas que no solo navegan por el vallenato, también por el porro, la cumbia, el bambuco, la champeta, géneros colombiano­s que fusionó con pop, ska y hasta reguetón.

Pero además Carlos Vives trajo un mensaje de esperanza y fuerza desde una Colombia históricam­ente golpeada por la violencia del terrorismo y el narcotráfi­co, para un Ecuador que en los últimos años ha sufrido el ataque cada vez más potente de este fenómeno transnacio­nal. Para Vives, ambos países son hermanos gemelos.

El de la capital fue un concierto que mezcló nostalgia, romanticis­mo, energía y mucho, mucho vallenato. La música de Vives no es la misma que sonó en sus discos Escalona, un canto a la vida, Escalona vol. 2 o Clásicos de la Provincia. Ha pasado por una evolución que incluye experiment­ar con otros sonidos típicos de su natal Colombia y sumar el aporte de artistas como Alejandro Sanz, Ricky Martin, Shakira, Sebastián Yatra, Rubén Blades, Diego Torres, Marc Anthony, entre otros.

En un coliseo Rumiñahui lleno, Vives ofreció temas para las al menos tres generacion­es que aplauden su propuesta. Por eso, familias enteras cantaron con él desde los clásicos La Cañaguater­a, El testamento y Jaime Molina, hasta La bicicleta, Fruta fresca, La tierra del olvido, Carito, Volví a nacer o Canción bonita. El show, que empezó con la explosión de ritmo y colombiani­dad que es Pa’ Mayté, se cerró con la emotiva Cuando nos volvamos a encontrar, que incluye la promesa de más fiestas al son de guitarra, gaita y acordeón.

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