No soy político
Aunque no lo crean hay ciudadanos que aceptan ser candidatos a cualquier dignidad seccional, junta parroquial, concejalía, alcaldía o prefectura, que afirman que no son políticos.
Entonces, cabe preguntarnos: ¿Si no son políticos por qué deciden participar en un proceso electoral? Si la palabra política asusta, contamina, es fea, deduce problemas y corrupción, es porque de manera lamentable varias personas la han denigrado, su práctica la ejecutan de la peor forma, con severos cuestionamientos de su moral, se convierten en viles mercaderes, buscan acrecentar sus patrimonios económicos sin límites, acomodan a sus panas o parientes, ofrecen cosas irrealizables, venden sueños en campaña que luego se convierten en pesadillas para la población.
Pero no significa que la política sea mala, porque en Ecuador y sus provincias la mayoría de la gente es buena, decente, honesta, y claro está también hay políticos honrados, incapaces de empuñar dinero ajeno y peor fondos públicos.
A lo mejor lo que quieren decir con no ser políticos es que nunca han militado en un partido político, que no tienen participación electoral alguna, ya que al enfrentar y transformar nuestra realidad personal, familiar y social hacemos política todos los días y por lo general de la buena, de aquella que sirve para la subsistencia digna y altiva.
Ojalá en las próximas elecciones, en marzo del 2019, en donde de por medio está la suerte de nuestros cantones y provincia, derrotemos y condenemos en las urnas a los populistas, a los politiqueros, a los cuestionados en su ética, a quienes regalan cosas como Papa Noel para conseguir votos y simpatías, a quienes se acostumbran a vivir de lo público y que multiplican sus ganancias a toda costa, sin importarles nada o casi nada.