Carceles: Estado de emergencia redujo violencia
Una de las acciones claves fue separar a los presos de organizaciones delictivas.
Como un balance positivo califica el general Edmundo Moncayo, director del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), a la declaratoria de emergencia en las 48 cárceles del país, decretada el 11 de agosto y ampliada hasta mediados de noviembre, por el presidente Lenín Moreno.
Los altos índices de violencia fueron determinantes para que otras instituciones, como la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, se trasladen a estos sitios y controlen el ambiente tanto dentro como fuera.
Dos muertes violentas
En lo que va del año, ha habido 33 muertes violentas en el sistema penitenciario. El número más alto se registró el 3 de agosto cuando 11 presos perdieron la vida y 20 resultaron heridos, depués una riña de bandas.
Sin embargo, tras la declaratoria de emergencia ha habido dos muertes: en Riobamba y Cotopaxi. Esto, detalla Moncayo, es resultado de varias estrategias.
Reubicación por sentencia
Una de las medidas tomadas fue separar a los presos que sean de organizaciones delictivas diferentes, con el fin de evitar conflictos internos, principalmente motivados por control de espacio.
También se ha reubicado a 4.000 presos dependiendo del tipo de delito y sentencia. Así, los considerados de alto riesgo (sentencia mayor a siete años) fueron trasladados hacia el complejo penitenciario de Guayaquil.
Como parte de la reubicación también se inaugurará -en un mes y medio- un centro en Azogues, al que irán presos con adicciones. Para esto se contará con el apoyo de una Fundación y el Ministerio de Salud Pública (MSP).
Entrega voluntaria de armas
Otra acción fue la campaña de entrega voluntaria de armas. En total, 3.500 de estos objetos fueron entregados. “Unos de fabricación artesanal y otras armas de fuego”, dice Moncayo, quien resalta que también constan celulares y otros accesorios prohibidos en las cárceles.
Los presis no reciben ‘compensación’ alguna por este acto, pero el Director resalta que la mayoría busca que el ambiente sea más llevadero.
Déficit de guías y hacinamiento
Pese a los resultados positivos, el SNAI no ha podido solucionar uno de los principales problemas del sistema penitenciario: el déficit de guías.
Actualmente, la población penitenciaria es de 38.675 presos, para los cuales hay a penas 1.470 guías penitenciarios. “Necesitaríamos tener siquiera el doble de ese número”, destaca Moncayo, quien señala que el principal problema es la falta de recursos financieros que no permiten tener un centro de formación ni tampoco costear el salario que representaría tener más guías.
“En estos momentos, por las circunstancias económicas que vive el país, es casi imposible. Serían casi 3.000 personas las que deberíamos ir formando, al menos, durante un año”, agrega el Director.
Necesidades
Reforzar el talento humano es fundamental, señala Moncayo, para que, una vez terminada la emergencia -cuando policías y militares no tengan la presencia que ahora tienen-, el control se mantenga.
Por otra parte, la infraestructura es otra necesidad urgente, pues el hacinamiento actual es del 30,5%, es decir, hay 8.000 presos por encima de la capacidad.
Es fundamental que directores, guías penitenciarios y demás personal tengan una formación más sólida”. GENERAL EDMUNDO MONCAYO, DIRECTOR DEL SNAI.
Actualmente, el SNAI estaría elaborando un ‘macroplan’ para, junto a las autoridades estatales, que se asignen los recursos necesarios. Moncayo no dice cuánto se necesitaría exactamente, pero explica que el valor supera las 7 cifras.