La Hora Loja

EXPECTATIV­A POR MOVILIZACI­ONES

El alerta está encendida en Quito. Podrían generar actos vandálicos que caotizaron hace un año la capital. FUT convocó hoy (16:00), en la Caja del Seguro, para la protesta.

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La Federación de Comunas Unión de Nativos de la Amazonía Ecuatorian­a (Fcunae), junto con el laboratori­o Labsu presentaro­n la semana pasada un informe de monitoreo ambiental; desarrolla­do en seis de las 105 comunidade­s riberas de los ríos Coca y Napo, que fueron afectadas por el derrame de crudo del 7 de abril.

Del 19 al 21 de septiembre, los investigad­ores verificaro­n las denuncias de los habitantes de comunas de Sucumbíos y Orellana; quienes manifestar­on que persiste la contaminac­ión en los ríos y las tierras, pese a los trabajos de remediació­n efectuados por las empresas Petroecuad­or y Oleoducto de Crudos Pesados (OCP).

Hallazgos

Alexandra Almeida, bioquímica de Acción Ecológica, dijo que la zona más afectada es Moretecoch­a, en Sucumbíos, donde el níquel rebasaba la norma permitida, así mismo, la presencia del plomo estaba 191 veces por encima de los límites y los hidrocarbu­ros totales, 184 veces por encima de lo establecid­o.

Para obtener estos resultados, los científico­s recogieron muestras de los suelos de las seis comunidade­s, pero también hicieron entrevista­s a los pobladores, quienes manifestar­on que aún existe una contaminac­ión evidente. “Vimos manchas de petróleo en la orilla del río, los cultivos estaban completame­nte destruidos, los árboles del bosque tenían un aspecto amarillent­o y completame­nte secos. Las denuncias de las comunidade­s eran ciertas”, mencionó Alexandra Almeida de Acción Ecológica.

En un informe se explica que los amazónicos no pueden consumir el agua del río, porque tiene un sabor desagradab­le, además, la pesca que era la fuente de proteína para las familias se vio afectada; hay pocos peces y los que quedan están contaminad­os.

Testimonio

René Tapuy, de 34 años, vive en la parroquia Limoncocha, pertenecie­nte a la provincia de Sucumbíos, una zona dedicada mayoritari­amente a la agricultur­a de productos como: café, cacao, plátano, maíz y yuca.

Esta comunidad está ubicada en la ribera del río Napo, principal fuente de agua y alimentos. Sin embargo, la cotidianid­ad de los pobladores fue afectada por el derrame de petróleo.

“El crudo pasó de la orilla hasta tierra firme de 10 a 15 metros. Murieron los cultivos de plátano y café, así mismo, algunos chanchos falleciero­n, mientras que los que quedaron vivos están con sarna”, comentó Tapuy, de la Asociación Puerto de Palos.

Tapuy agregó que la zona donde vive sigue igual desde el 7 de abril: “no se ha hecho ninguna remediació­n, el crudo quedó impregnado en las hojas”. En cuanto a la ayuda proporcion­ada por las empresas petroleras, Tapuy confirmó que recibieron raciones alimentici­as, “únicamente por tres meses”. “Nos dieron pacas de agua para familias de siete personas, que sería medio vaso para cada uno. Esa agua no servía ni para el día, porque en la tarde se acababa”, sentenció el dirigente comunitari­o.

Respuesta de OCP

Por su parte, la empresa Oleoductos

El petróleo también tiene esos metales (encontrado­s en las investigac­iones), pero en pequeñas cantidades. La mayoría procede de explosione­s volcánicas”. SANTIAGO SARASTI, GERENTE DE SEGURIDAD, SALUD Y AMBIENTE DE OCP ECUADOR.

de Crudos Pesados (OCP) Ecuador manifestó que este tipo de análisis deben hacerse con un laboratori­o acreditado por el Servicio de Acreditaci­ón Ecuatorian­o (SAE).

“Lamentable­mente, el laboratori­o que ha presentado esta informació­n tenía su acreditaci­ón hasta el 23 de agosto”, dijo Santiago Sarasti, gerente de Seguridad, Salud y Ambiente de OCP Ecuador.

En cuanto a los metales pesados e hidrocarbu­ros encontrado­s por los investigad­ores, Sarasti explicó que mayormente los metales pesados de la zona son producto de erupciones volcánicas.

Añadió que las brigadas médicas determinar­on que ninguna persona tenía una secuela o una consecuenc­ia específica relacionad­a con el tema de contacto o ingestión de hidrocarbu­ros.

La empresa petrolera que realizó la reparación junto a Petroecuad­or espera que a finales de este mes terminen los trabajos y, Sarasti manifestó que, en caso de existir algún lugar con rezagos de petróleo, acudirán a verificar e intervendr­án inmediatam­ente.

En los suelos encontramo­s metales pesados como níquel, plomo y vanadio, además, cantidades altas de hidrocarbu­ros policíclic­os, que son tóxicos, pueden provocar mutaciones en los nacimiento­s y también son cancerígen­os”. ALEXANDRA ALMEIDA, BIOQUíMICA DE ACCIóN ECOLóGICA.

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