EVITAR EL COLAPSO
En rueda de prensa, el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, confirmó lo que se veía venir: desde finales de diciembre de nuevo crecieron los contagios de Covid-19 en Ecuador, así como la ocupación de camas de cuidados intensivos.
Quito, siendo la más afectada, llega a una ocupación de UCIs de casi 100% en casas de salud privadas y, el promedio en el país, casi al 70%.
Con los meses, el terror a la pandemia cedió a la urgencia económica y a las necesidades de interacción social, aupados por el incentivo al turismo interno. Se prevé que las cifras ‘oficiales’ continuarán al alza en las siguientes semanas.
Incoherencias no faltan; multitudinarias celebraciones tras el triunfo del Barcelona S.C. en plena vigencia del toque de queda; restricciones de circulación nacional que los COE cantonales no demoraron en desarmar; la decisión de la Corte Constitucional de invalidar el estado de excepción, anunciada una semana tarde. En el medio, playas cerradas, frente a centros comerciales abarrotados.
Una sensata decisión, es el inicio de clases presenciales en al menos 204 escuelas y 12 universidades a partir del 18 de enero.
La segunda ola de contagio en Europa e Inglaterra causa estragos que podrían replicarse aquí, con la incierta consecuencia de una variante del virus que gana terreno y la anhelada ‘inmunidad de rebaño’ por una vacuna que está por llegar.
La prudencia deberá ser la tónica, así como la responsabilidad de aislarse frente al primer síntoma. Es obvio y evidente que el Estado no tiene las respuestas; evitar el caos recae en manos de cada individuo.