Automedicarse: otro factor para el colapso sanitario
El número de pacientes que llegan en condiciones graves, por usar tratamientos sin prescripción médica está en aumento. Niños, los más vulnerables.
Este año llegó con un considerable incremento de ocupación hospitalaria por la Covid-19. Quito es una de las ciudades con más impacto, pues la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) tiene un 90% de ocupación; en Guayaquil, el 65%.
Danilo Calderón, gerente del IESS Quito Sur, dijo que a diario llegan 160 pacientes, aproximadamente; a inicios de diciembre iban 80. Una de las características es que asisten con un estado avanzado de la enfermedad, debido a que se automedican o asumen que se trata de una simple gripe y esperan mucho tiempo hasta buscar atención.
En esta casa de salud el número de pacientes con problemas respiratorios se duplicó a finales de diciembre, por lo que operan al 100%; inclusive, habilitaron 20 camas adicionales en el área de la cafetería y reinstalaron las carpas militares para atender a pacientes con síntomas leves.
Órganos en riesgo
José Sánchez, epidemiólogo, explicó que la gente sigue un tratamiento porque alguien le recomendó o porque funcionó en otra persona. “Cada cuerpo es diferente, así como la complejidad de cada caso. Lo que funciona en uno no necesariamente lo hará en otro, esto puede causar graves daños”.
Otra práctica alarmante es el uso de sustancias que ni siquiera tienen aval científico, como el dióxido de cloro, la cascarilla, la ivermectina y otras sustancias que ofrecen curar la Covid-19.
Estos componentes pueden agravar la enfermedad del coronavirus y, además, desarrollar nuevas enfermedades relacionadas con el hígado, los riñones, los pulmones y hasta problemas neurológicos.
El equipo científico de la Universidad Nacional de Loja (UNL), publicó un informe en el que advierte sobre el uso de la cascarilla, planta que no debe ser usada para la prevención y el tratamiento de la Covid-19.
Un artículo publicado por la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), detalla que las personas más vulnerables ante la automedicación son los niños, las embarazadas y las personas mayores.
También deben tener especial cuidado las personas con problemas de presión arterial, con deficiencias cardíacas, los diabéticos o los hemofílicos, ya que los fármacos en estas personas pueden alterar su reacción y complicar más aún los síntomas de su enfermedad.
Colapsar el sistema
La Organización Mundial de la Salud (OMS), describe que la mayoría de casos de Covid-19 se recupera sin necesidad de hospitalización, por lo que hace un llamado a buscar atención y aislarse al presentar cualquier tipo de síntomas relacionados.
Sánchez indica que cuando una persona se automedica vuelve compleja una situación que pudo ser leve. “Entonces se convierte en una nueva persona que necesita oxígeno, respiradores y una cama pudiendo evitarlo”.
Otro problema es que, los pacientes que tienen complicaciones por automedicarse indican lo que han ingerido solo cuando su cuadro es grave. “Mentir es gravísimo. No solo sobre el consumo de sustancias sin registro sanitario, sino sobre dónde se contagiaron o con cuántas personas estuvieron en contacto”, añade el epidemiólogo.
Por su parte, Rodrigo Henríquez, docente-investigador de la Universidad de las Américas (UDLA), dice que ningún medicamento, en ninguna parte del mundo se debería aplicar sin la indicación clara de un médico y sin el seguimiento correspondiente.