COMICIOS DESLEGITIMADOS

Todo por el capricho de un empresario. Renunció a ser candidato hasta que, ilusionado por sus encuestas, cambió de criterio y alquiló un partido para presentarse nuevamente.

Manipuló el sistema electoral hasta lograr que el Consejo Nacional (CNE) y el Tribunal Contencioso (TCE) expidan contradictorias y oscuras resoluciones, abonando el caos.

Uno y otro permitieron la inscripción de un candidato con cédula ajena, no exigieron primarias a algunos, reconocieron a unos partidos y negaron a otros en similar situación, hasta que con sentencia de última instancia se dispuso la inscripción de este veleidoso.

En actitud dolosa, el CNE no cumplió con el mandato y, con trampas y leguleyadas, dejó transcurrir casi 50 días antes de negarlo; cayó en su propia trampa, intentando convalidar su ilegalidad al acortar los plazos. Como era de esperarse, el TCE dispuso la destitución de cuatro de sus vocales.

Hábiles y costosos profesionales lograron que la Organización de Naciones Unidas (ONU) requiera la inscripción del candidato y, con el mismo juego inmoral, los destituidos

ordenaron imprimir las papeletas. En lugar de apelar la sentencia, pidieron ampliación y aclaración a fin de que -según su cálculo- la fecha de los comicios sea inamovible.

Si el Tribunal acepta la apelación estaría reformando una sentencia ejecutoriada, cometiendo delito de prevaricato; si no la acepta, se cae todo el proceso, ya que los suplentes tendrán que ejecutar la primera sentencia. La incapacidad y las indecentes maniobras políticas que manipulan al CNE y al Tribunal han hecho que los comicios queden definitivamente deslegitimados.