PREPARAR EL VOTO

Una elección política es la máxima expresión democrática, la voluntad del pueblo. En los intentos por ‘mejorar’ -o manipular- futuros comicios, ‘expertos y analistas’ suelen cuestionar la necesidad del voto obligatorio. Pero este sublime acto de expresión y decisión hoy no es facultativo para la gran mayoría de ciudadanos mayores de edad y, como tal, el privilegio debe asumirse con máxima responsabilidad. Como en todos los procesos anteriores, no falta quienes abogan por las ‘bondades’ del voto nulo o blanco. En redes sociales se pronuncian voces antisistema que difunden una nueva forma de ‘protesta electoral’ en la que instan a los votantes a “llevarse” la papeleta. La protesta pacífica es válida en democracia. Sin embargo, eludir la responsabilidad del voto significa despreciar el privilegio que significa emitir un criterio informado y motivado por nuestro más profundo interés personal. Esta voz, entre otras 13 millones, tiene un peso fundamental en el destino de la patria. La normativa electoral permite que el voto sea voluntario para los miembros de FF.AA. y Policía, y para ciudadanos de 16 y 17 años de edad, así como los mayores de 65 y aquellos que tienen alguna discapacidad. Estos, cerca de dos millones de votos, representan el 17% del electorado. Muchos otros no asistirán a votar, ya sea por encontrarse en una situación de vulnerabilidad o por miedo al contagio del Covid-19.

Todo voto cuenta. De ser posible, cada uno debe armarse de patriotismo, mascarilla, alcohol y un esferográfico, y salir el 7 de febrero a ejercer su derecho a elegir el destino de la patria.