Una mirada a la política energética
Diversos factores inciden en la política energética. Lo que antes era la certeza de los siempre crecientes precios de los combustibles fósiles, no es más una realidad, tanto por el avance de las nuevas tecnologías como por la presión ambiental.
El futuro de las políticas energéticas pone en duda la validez de las reservas petroleras en un mundo que ya no desea más usarlas. La semana pasada se puso en alerta el sistema financiero ante la decisión de bancos europeos de no negociar el petróleo ecuatoriano, procedente de la Amazonía casi en su totalidad, por sus implicaciones ambientales.
La posibilidad de contar con energías limpias, como la hidráulica, así como energías alternativas como la solar, eólica, fotovoltaica, geotérmica, y otras, puede hacer que se deje atrás, más pronto de lo que imaginamos, la que se deriva de los combustibles fósiles.
La detección de minerales en el territorio ecuatoriano, así como la existencia de concesiones mineras por un lado, la minería artesanal y la ilegal por otro, requieren reglas claras que nos encaminen hacia una minería sustentable y que, de alguna manera, reemplace a los ingresos petroleros como principal fuente el financiamiento del presupuesto nacional.
La presión de sectores vinculados con la defensa del ambiente, la disposición constitucional que consagra las consultas previas entre las comunidades afectadas, la preocupación por no explotar recursos en zonas que pongan en peligro la provisión de agua, son otros temas que el nuevo gobierno debe enfrentar; tomando en cuenta también que, en cuanto se detecta la existencia de minerales, sobre todo de oro, es muy difícil controlar la explotación ilegal, como ya lo hemos experimentado en Esmeraldas, Imbabura, Zamora y Azuay, sujetas a la inseguridad, y graves problemas sociales.
Habrá que ver cuál es la política energética y minera del gobierno que se elegirá este fin de semana, porque buena parte del futuro del Ecuador estará ligado a su política energética.