Pensar en el país
Cuando el Ecuador se debate en medio de la incertidumbre generada por un proceso electoral sin claras definiciones, pero agravado por la crisis económica y la pandemia sin resolución cercana ni sencilla, es necesario pensar en los fundamentos que mantienen la cohesión de una nación, en los denominadores comunes que pueden llevarnos a encontrar caminos para reconocernos como pueblos y como hermanos.
Puede sonar utópico pero hay que intentarlo; pensar en lo fantástico de nuestro país enclavado en la mitad del mundo, con una vocación pacifista probada a lo largo de su historia, con antecedentes solidarios, de buena vecindad, de tolerancia.
Pensar en el país significa aspirar a un mejoramiento colectivo, en satisfacer necesidades de todos, en sentir que la viabilidad debe llegar de la mano de atención primaria de salud que no puede dejar de impartirse aún en medio de las urgencias que el coronavirus impone, así como una educación de calidad, sin dejar de lado a los niños y jóvenes de los segmentos más pobres, porque solo el acceso a buena calidad de salud y de educación públicas creará las posibilidades de un desarrollo sustentable, duradero.
Otra urgencia es el trabajo digno, con la necesidad de crear empleo, de hacer que los emprendimientos sean viables, fructifiquen y que se garantice la alimentación adecuada, que deje atrás la dolorosa carga de la falta de nutrición para una gran cantidad de niños que ni siquiera superan los dos primeros años de vida.
Y, ¡qué podemos decir de iguales oportunidades para todos! Erradicar la violencia contra las mujeres debe ser un imperativo para el gobierno que se estrene, sea cual fuere su signo político e ideológico. Una violencia que se ha incardinado tan profundamente que se la normaliza y ocasiona tan grandes asimetrías e injusticia, que van desde el maltrato a la violación, al embarazo precoz, a las mutilaciones.
Invito a que pensemos en el país, no en los beneficios partidistas que la política arroja, no en las componendas, no en el beneficio personal sino en las claves que nos debe dar el trabajo honesto de todos los habitantes de este maravilloso país llamado Ecuador.