DESCALABRO
No hay otra palabra que describa la actual situación político-sanitaria en el país. En una movida que raya en lo ridículo, el Consejo Nacional Electoral extendió su plazo para proclamar los resultados de la elección presidencial por cuatro días más.
La excusa: la única jurisdicción del exterior que no ha finalizado su conteo y le quedan apenas siete ‘actas con novedades’, que representan 612 votos. Esto, tras haber cancelado la sesión programada para la noche del lunes y que tuvo que esperar a la llegada de su presidenta, Diana Atamaint, que viajaba al final de la tarde y en clase ejecutiva, de Guayaquil a Quito, muy elegante y sin equipaje.
Descalabro representa la llegada de vacunas contra el Covid-19, sin presencia ni anuncio ministerial, sin informar quiénes serán los nuevos elegidos para la codiciada inoculación.
Atrás quedaron las primeras damas que en lugar de esconderse o pavonearse por las boutiques extranjeras y las revistas de paginitas brillantes y rostros felices, devengaban las prebendas recibidas y ‘se mojaban el poncho’.
María Eugenia Cordovez, una de ellas, lideró el Programa de Reducción de la Enfermedad Mortal Infantil (Premi) que vacunó a un millón de niños en cuatro días. Más de 35 años después, los centros de salud carecen de vacunas pentavalentes, tampoco las hay contra la influenza y el programa integral de vacunación se pierde entre el temor del Covid y otras urgencias.
En este descalabro, las bases de Pachakutik empiezan a marchar por la Sierra y es de prever que varios alcaldes, empezando por el de la capital, no tendrán músculo o valentía para cuidar a sus poblaciones ante la violencia y el contagio.
La señal que mandan los que se llaman “demócratas” es débil y clara; lamentable también.