Que prime el respeto
En 1948 se aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos, que consagra el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de la persona como fundamento para la libertad, justicia y paz en el mundo.
A lo largo de la historia las sociedades han luchado incansablemente por eliminar toda forma de discriminación al ejercicio pleno de los derechos. Respetar el derecho propio y el de los demás; el respeto y cumplimiento de las leyes y normas es fundamental en un verdadero Estado de Derecho.
Respetar exige que alertemos y denunciemos las irregularidades, la falta de transparencia, la discriminación, los actos ilícitos y todo hecho o circunstancia que limite, menoscabe o socave los derechos individuales o colectivos y el bien común.
El Ecuador merece y exige respeto. Los ecuatorianos merecemos y exigimos autoridades respetables, probas, independientes, responsables y
transparentes. Jueces que ejerzan sin presiones ni dilaciones y que no permitan la impunidad. Autoridades que representen la voluntad del pueblo, que antepongan las necesidades del ciudadano a sus intereses particulares. Los ecuatorianos exigimos el respeto a nuestro derecho a trabajar para llevar alimento a nuestros hogares.
El respeto exige que alcemos la voz cuando algo está mal y que aplaudamos las buenas acciones, especialmente aquellas que promueven otros valores como la honestidad y la integridad.
A ustedes, mujeres, todo nuestro respeto y admiración, no por el hecho de ser mujeres, ni por el 8 de marzo, sino por la labor que realizan, por aportar al desarrollo del país desde sus hogares, a través de sus estudios, de sus trabajos, al inculcar valores en sus hijos y educarles con el ejemplo.
El mérito y el respeto no son una cuestión de género.
* Miembro del directorio de la Cámara de Comercio de Quito. egrijalva@lacamaradequito.com