FINALMENTE, JUSTICIA EN FURUKAWA
Le tomó tres años a la justicia investigar, reconocer y fallar a favor de 123 extrabajadores de la empresa Furukawa Plantaciones C.A. sometidos a todo tipo de vejaciones a sus derechos humanos, esclavitud y humillación. El fallo de primera instancia reivindica a estos valientes ecuatorianos que sin educación, servicios de salud y muchas lunas sobreviviendo en condiciones infrahumanas, se merecen no solo las cinco hectáreas, la compensación y disculpas públicas que exige el juez Carlos Vera Cedño, sino una política de Estado que impida que esto ocurra en otras haciendas de Furukawa o en cualquier rincón del país. La prensa lleva años denunciando los repetidos atropellos de esta monstruosa empresa de contraparte japonesa, así como documentando los incesantes amedrentamientos a autoridades, operadores de justicia y a sus propios trabajadores. Mientras, en 2005, el entonces ministro de Trabajo de Alfredo Palacio, Galo Chiriboga, condecoró a Furukawa por el mérito “a favor del desarrollo y fortalecimiento del sector laboral del país, coadyuvando a lograr justicia social con dignidad”. Con el reciente fallo, el 16 de abril de 2021, el actual ministro revocó esta aberración concedida a la compañía que en 2019 pagó $0 por impuesto a la renta y menos de $10 mil en 2020, pese a exportar al menos $20 millones de dólares entre 2014 y 2019, y cuyo producto estrella, la fibra de abacá, vio crecer su mercado en 200% en plena pandemia. El fallo podría ser apelado, pero esto no borrará la lapidaria sentencia que confirma un “mecanismo de servidumbre impuesto por la empresa y que ha contado con la aquiescencia del Estado”. Este Estado, cobijado por el poder económico desde hace décadas, ya no podrá tapar el sol con un dedo.