EL PACTO DEL DESHONOR

Quienes pensaban que luego de catorce años se inauguraría una nueva era, ven hoy anonadados la impudicia en el manejo de la política. Guiados por quienes han demostrado que son expertos para ganar elecciones pero no acumulan un solo éxito en gobernabilidad, cierran con deshonor un acuerdo político que pesará en el manejo del gobierno que inicia. Se confirma que en política todo es posible.

Para lograrlo no importó cruzar las líneas rojas que nos juraron respetar. Con la practicidad que tienen los ‘hombres de negocios’, creen que es una simple suma de voluntades contrarias pero los pagos se verán con claridad cuando se sigan abriendo las puertas para repartirse instituciones al disimulo.

Muy pronto nos hablarán de respeto a la institucionalidad -siempre que la burocracia que consolidó el correísmo siga intacta-. Dirán que la justicia “sigue siendo” independiente cuando uno de cada ocho fue nombrado por ellos y la Judicatura de Jalk, en todos sus mandos operativos, siga inamovible.

Pretenderán enlodar al Ejecutivo cuando pidan que nuestro representante cervecero en la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Costa Rica sea reelegido por cuota del Ecuador, porque allí buscarán los fallos a la impunidad de los latrocinios. Entonces veremos que los únicos ganadores fueron los perdedores de las elecciones: el correísmo y los socialcristianos. Y así, volverán las ‘cristinas’.

Tan pronto olvidaron el entorno geográfico que les llevó al poder y porqué. Al final, los verdaderos ganadores resultaron Pachakutik, que hoy demuestra por qué obtuvo tan alta votación y la ID, que recupera la línea ética que sí tuvieron sus fundadores.