Desafíos en dos ruedas
Las dificultades de pedalear en la calle incluyen a hombres y mujeres, pues aunque los ciclistas coinciden en que andar en bici es gratificante, no siempre es así. Nuri Fuentes es ciclista urbana desde hace cinco años. Actualmente no tiene una ruta particular, pero anda por Ceibos y Urdesa. Lo que más le gusta, dice, es evitar el tráfico, pero asimismo añade que “es peligroso por los carros, ya que aún no hay una cultura de ciclismo en Guayaquil, ni muchos espacios diseñados para ello”, afirma.
Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 2013, en un total de 11 ciudades de América Latina, entre ellas Cuenca, estudiaron el uso de la bicicleta y encontraron que las urbes tienen una infraestructura limitada para la movilidad. Aunque muchas personas perciben las ventajas de usarla, también la asocian con un estatus socioeconómico bajo. La abogada Anunziatta Valdez coincide en que “se piensa que generalmente este medio de transporte no lo usan mujeres de clase social media alta. Es un limitante cultural, que coarta la libertad de la mujer y al mismo tiempo afecta el ecosistema”.
‘Los Stacey’ antes de caminar ya sabían andar en bici. Así le suelen decir a Ana Cristina Stacey, pues toda su familia se moviliza en este vehículo.
Mientras pedalea de la universidad a su casa, se ve cómo los carros apenas notan su presencia. Por eso, ella expresa que “tanto hombres como mujeres tenemos el mismo desafío, la inseguridad... Todo esto se debe a la cultura ecuatoriana en la que consideran la bicicleta únicamente como un artículo deportivo”, se queja la ciclista. Debe dictarse políticas públicas que regulen ese tema para seguridad de los ciclistas... Hay que tener mucho cuidado sea ciclista hombre o mujer”. Hombres y mujeres merecen ser considerados en las calles. Hay que darles su espacio y no invadir sus caminos (ciclovía)”. u