Semana (Ecuador)

Lejos y cerca a la vez

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Siguiendo con las señales, estas también se pueden percibir por teléfono, indica Mosquera, quien dice que hay que percatarse del tono de voz (cortante, usa monosílabo­s, efusiva, etc.), pero eso es posible si hace monitoreos telefónico­s diarios, según su jornada laboral (una llamada o dos) y para ello debe saber a qué hora llega su hijo y llamarlo. “Es decirle: ¿cumpliste lo que tenías que hacer, según los acuerdos a los que llegamos? ¿En qué quedamos? En que tienes 30 minutos para ver TV o estar en la tableta; luego de ese tiempo, a hacer tus deberes. Hasta eso llego a la casa y comparto tiempo contigo. Allí verificaré si cumpliste con lo que tenías que hacer”. Si no quieren hablar, respete sus emociones y sentimient­os, no los obligue, advierte Mosquera. Pero si están deseosos de conversar, ¡aproveche! Le contará qué le pasó, si tuvo algún problema, etc. Y si usted no tiene tiempo, por trabajo, sin hacer un alto brusco muestre disposició­n al escuchar y dígale que le parece bien lo que hizo, felicítelo y explíquele que va a tener una reunión, pero que cuando llegue a casa le cuente detalles. En caso de que su hijo no haya tenido un buen día y quiera manifestar­lo, dígale que lo hablarán en la noche, que piense cuáles fueron las razones que produjeron esa situación, cómo pueden mejorarla (inclúyase). Asegúrele que estará pensando en lo que le dijo, así el chico se dará cuenta de que hay interés de parte de sus progenitor­es y que el trabajo no ocupa toda su atención. Al llegar cuéntele cómo le fue a usted en su trabajo. “Mi día ha sido duro, pero lo terminé bien y he esperado todo el día para tener este momento contigo y conversar. ¿Cómo te fue? ¿Qué tal la materia que te cuesta un poco? ¿Y el deporte que te gusta?”. Lo ideal es que estas conversaci­ones las mantenga desde niños, porque de adolescent­es costará un poco. Sin embargo, si no lo hizo, anímese a hacerlo, exhorta la experta. “Reconozca delante de su hijo que no tuvieron esa oportunida­d de compartir y que fue su error, pero ahora quiere retomar la comunicaci­ón y quiere que él le ayude, porque usted no sabe por dónde empezar. Al inicio sentirá un bloqueo, pero si hay sinceridad en esa comunicaci­ón, el chico se irá abriendo”.

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FOTOS | GABRIEL MIELES

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