Ellos rompen los esquemas
“Las y los solterones de antaño son ahora solteros plenos, tías divertidas, amigos envidiados por los casados, profesionales que trabajan 12 horas diarias, viajeros frecuentes o chefs aficionados... y no quieren dejar de serlo”. Así lo definió el estudio sobre neosolteros de Trendhunting. Ahora es parte del pasado ver a la soltería como un estigma. “Antes una mujer soltera que pasaba cierta edad era estigmatizada como la famosa solterona. Y en el caso de los hombres, eran presionados con el ‘¿cuándo te casas?’, ‘¿cuándo asientas cabeza?’, ‘ya deja de ser un muchacho’. Pero desde la posmodernidad en adelante, ya no tiene esa significación”, indica el sociólogo Carlos Tutivén. Y puesto que no se puede definir con exactitud en qué año se marcó esta tendencia, precisó que inició en la revolución femenina, cuando ellas reclamaron los derechos de ser dueñas de sus propias decisiones alejándose de ser amas de casa para introducir nuevos roles. Y en lo masculino, el capitalismo cambió de condición, de fábricas a sistemas más administrativos, “donde se necesita a cierta clase social más nómada, liberada, autónoma e individualista”, concluye. Sin embargo, aún cuesta en Guayaquil no levantar la ceja cuando se ve algo poco convencional, comenta el psicólogo Luis Fernando Puig. “La presión social es muy fuerte y cuando uno sale de lo establecido se hace un lunar entre todos, pero también un blanco de admiración para otros”. No obstante, “puede llevar a la gente a tomar decisiones equivocadas”, considera la psicóloga María Gabriela Ottati.