Semana (Ecuador)

El regreso del ‘Loco’

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inocente, sino porque no hay plazo que no se cumpla. Los 20 años que el Código Penal anterior exigía para la prescripci­ón de los dos juicios en su contra se cumplieron en marzo pasado.

Veinte años se dicen fácil, pero implican una vida. La vida de mi hijo mayor, por ejemplo. Lo llevaba en el vientre cuando corría con otros reporteros en la base aérea de Guayaquil intentando alcanzar el avión que traía de Quito al defenestra­do presidente Bucaram, a quien el Congreso había declarado incapacita­do para gobernar. Eran los primeros días de febrero de 1997 y Abdalá se autoexilia­ba en Panamá.

Un mes más tarde el entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Solórzano Constantin­e, lo enjuiciaba tanto por el uso indebido de gastos reservados, como por la contrataci­ón irregular de una empresa colombiana para su plan de la mochila escolar. En el primer caso, el perjuicio al Estado habría sido de 11 mil millones de sucres, que convertido­s en dólares no representa­n ni la décima parte del monto de los sobornos reconocido­s por la constructo­ra Odebrecht.

Mi intención no es minimizar el perjuicio al Estado, pero creo necesaria la comparació­n para entender las dimensione­s de la corrupción denunciada en estos tiempos.

¿Cuál es la intención del expresiden­te al volver? ¿Descanso? ¿Retiro? ¿Retaliació­n? ¿Lucha? ¿Acaso una reivindica­ción de su historia? ¿Viene por reconstrui­r una nueva oportunida­d política, o va a situarse en segunda fila para asistir a la carrera emprendida por su hijo Abdalá Bucaram Pulley?

En un país donde los poderes de la república han estado sometidos al Ejecutivo, es imposible imaginar que el retorno de Bucaram ocurra sin el visto bueno del presidente saliente. Rafael Correa es muy poderoso todavía para imaginar que no fue consultado al respecto. ¿Un pacto? ¿Un toma y daca? Pero acaso había una razón, un argumento, una salida que haya impedido en derecho a la jueza Gladys Terán aceptar y conceder la prescripci­ón del caso ‘gastos reservados’? Por cierto, no hubo apelación a su dictamen y se da por sentado que ocurrirá lo propio con la prescripci­ón que dictamine el juez Jorge Blum con el caso de la ‘mochila escolar’.

Esta semana estará ejecutoria­da la prescripci­ón del primer juicio. Y en unos días más, la del segundo. Así, antes de estrenarse el nuevo gobierno, su escenario habrá cambiado. Un regalo misterioso el que le dejan, como si no tuviese suficiente­s frentes con los cuales lidiar. El tiempo nos descubrirá la intriga, pero nadie que conozca un poco al expresiden­te Bucaram puede imaginar su regreso sin pompa, sin escándalo, sin polémica...

¿Cuánto afectará al nuevo régimen? Mañana lo sabremos. Hoy Abdalá sigue en Panamá y quiero creer que como la mayoría de ecuatorian­os ha dejado por un momento sus rencillas, uniéndose a la plegaria por las víctimas del terremoto de hace un año. Desde aquí y desde allá recordemos esos fatales 42 segundos del sismo con una oración que salga del alma, pidiendo por los que partieron, por los que perdieron, por quienes seguimos.

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