Moët humanizó su mundo
Moët es un hermoso mittelschnauzer que al igual que el champán francés (por su nombre) denota alegría y celebración. Este canino hace siete meses volvió más divertida la vida de Daniel Zea, relacionista público de 35 años que lo adoptó de una familia que cría esta raza por tradición, en Loja.
Poseedor de una personalidad vibrante y supersociable al igual que su dueño, Moët es el rey de las fiestas y le encanta la música. Es educado, se adapta y disfruta de todas las situaciones, desde ir a un elegante restaurante “hasta correr por la playa y jugar con los hijos de mis amigos o de mi querido ahijado, con quien ha desarrollado un vínculo especial”.
Es tan popular que siempre lo invitan a ‘Playdates’ o lo siguen en redes sociales, donde tiene más de 7.000 seguidores. Saludable, con riguroso control veterinario, alimenticio y cuidado de su apariencia, el peludo canino goza de vitalidad y entusiasmo. Y con una increíble habilidad para comunicarse. Según su dueño, “solo le hace falta hablar”.
Daniel no ha pensado en tener hijos humanos porque Moët repleta su corazón, pero, de hacerlo, considera que él sería un excelente hermano porque le encantan los niños. Dice que el concepto de humanizar a los animales está sujeto a muchas interpretaciones y que Moët ha llegado para humanizar su entorno “más que yo el suyo”, porque su hijo de cuatro patas disfruta de estar rodeado de humanos.