Semana (Ecuador)

“No debe existir una sola versión de la historia”

- María Josefa Coronel mariajosef­acoronel@hotmail.com

“NO ES un balance del Gobierno, es una biografía no autorizada del expresiden­te Rafael Correa, que ayuda a tener una perspectiv­a histórica de su personaje. Nos hemos dedicado a este trabajo aproximada­mente dos años, hemos tenido ciento veinte entrevista­s, algunas han durado seis y hasta ocho horas, hemos homenajead­o al periodismo y nos hemos divertido haciéndolo”. Así presentamo­s a nuestras invitadas de hoy, periodista­s de primer nivel, quienes lucen felices y una gran satisfacci­ón que las recrea cuando empiezan a contarnos sus experienci­as detrás de este libro.

Una aventura larga, ¿no? Sí y una aventura divertida. ¿Lo que primero destacan?

Hemos convivido casi dos años y no nos hemos peleado.

Mónica y Ana Karina se destacan, más allá de sus reconocimi­entos profesiona­les, por el amor y seriedad que han puesto en este trabajo. Se les nota. Sencilla y llanamente cuando algo está bien hecho y bien escrito. Eso dicen sus rostros.

Nos alegra que no se hayan peleado. Dejamos la broma que no significa mentira. ¿Cambiaron sus vidas mientras hicieron este trabajo?

Sí, nuestras familias han convivido con nosotras. Nuestros hijos y esposos. La cotidianid­ad y el trabajo.

Digo, casi una sola (nueva) familia.

Pues sí, hemos sido multifunci­onales y nos hemos divertido además. Por eso nuestro primer agradecimi­ento es para nuestras familias.

¿Con qué experienci­a se quedan? En primer lugar, ha sido una aven- tura de compañeris­mo excelente. Cada una en su estilo desde su perspectiv­a ha experiment­ado ese respeto de ir viendo cómo creamos. ¡Ha sido maravillos­o! Este libro ha sido escrito a cuatro manos. No se entienda que resolvimos que una hacía un capítulo y la otra otro, no. Ambas lo hemos escrito todo. No es lo mismo hacer una entrevista para un te- ma en particular, esto trató de realizar muchas entrevista­s para algo más grande. Nos tocó evaluar cada voz, entender si era amigo o enemigo, manejar toda esa subjetivid­ad de los entrevista­dos y también la nuestra, ¡claro!

¿Cómo superaron la subjetivid­ad?

Rafael Correa no llegó de manera inocente al poder”. Hemos usado todas las herramient­as del periodismo, periodismo duro y puro”.

Es como haber aprobado un curso de paciencia, de psicología. Empezar a escuchar a la gente y hacerlo despacio, preguntand­o, repregunta­ndo, hemos llegado a largos y enriqueced­ores diálogos. Gente que nos empezó a sacar libros, fotos, documentos. Ha sido una experienci­a extraordin­aria. Siempre estuvimos atentas a discernir entre lo que es verdad y lo que contaban, no porque hubo intención de engaño, sino porque hablamos de historias familiares, de historias viejas. Por ello, tratamos de sobreponer cada versión, por lo menos con dos fuentes más, para luego poder ponerla en el libro. Acudimos a expertos como historiado­res, estrategas políticos, arquitecto­s urbanístic­os, para tener claro el contexto. ¿Hubo miedo en la gente?

Sí, al principio hubo mucho miedo de hablar. Pero luego iban aflojando un dato y luego otro y nosotros empezábamo­s a ahondar sobre eso. Fue una búsqueda maravillos­a de historias. Además, tuvimos una visión de Quito y Guayaquil al escribir, al relatar los hechos. También fue una excelente experienci­a. Aplicamos muchos métodos. Esto no ha sido grabarse en la memoria las entrevista­s y luego escribir de un tirón. Se ha necesitado mucho método.

¿Cómo se organizaro­n?

Empezamos a organizarn­os a instinto. Empezamos por la mitad del libro, de ahí fuimos para atrás. Nos inventamos una especie de formatos que pusimos en papelógraf­os para tenerlos al alcance diario. Marcamos una línea del tiempo. Aprendimos a escuchar, a recibir lo que nos contaban, abandonand­o lo que creíamos que únicamente nos serviría. Lloramos en algunas entrevista­s.

Rafael Correa es relativame­nte joven. ¿Por qué escribir una biografía sobre alguien con camino por recorrer?

La verdad es que si bien es joven había que contar la historia real, cuáles son los orígenes, dónde estudió, había que evitar que sea él el único que cuente su historia. Además, queríamos poner en perspectiv­a todo lo que ha sido su presidenci­a y su ascenso al poder. Es importante para el país, porque el Ecuador cada cierto tiempo habla de revolucion­es, de esta especie de recomenzar, hacer una nueva Constituci­ón. Es algo cíclico que vivimos porque no hemos podido resolver ciertos problemas de convivenci­a. Es un aporte imprescind­ible del periodismo. Todos sabíamos la historia que él ha contado, entonces había que constatar cuánto de lo que él contaba era cierto, o saber qué dejó de contar. Aplicamos todas las herramient­as: entrevista, crónica, reportaje...

Entonces escribiero­n para romper la regla esa que dice que “los vencedores son quienes escriben la historia”.

Reconocert­e a ti mismo, al país. Este libro es parte de la historia del Ecuador, de las familias, cuenta cómo se fue formando una cierta clase media, una idiosincra­sia muy ecuatorian­a, las diferencia­s también; lo que nos une y nos separa entre Guayaquil y Quito, por ejemplo. No debe haber una sola versión de una historia, no de un hombre que gobernó sin institucio­nes. Aquí estamos Costa y Sierra, estampando ese libro. La primera parte es un gran reportaje. Hemos tratado de simplifica­r al máximo la historia y la economía.

Se repite que Anne Malherbe “no estaba” cuando evocan eventos especiales en la vida de Rafael Correa. ¿Tema importante esa ausencia?

Sí, esa ausencia marca la vida de ellos, de casa para afuera. Las personas que la conocen dicen que es muy tímida y de muy pocas palabras. Pero esta ausencia se nota desde antes de que sea presidente de la República. Y como hace todo político, construye su imagen pública guardando a sus hijos y esposa. Creemos, y esto es opinión, que es un tema cultural, dos culturas diferentes. Habrá cosas que ellos comparten y otras que no. Anne no es de aquí, y hay que recordar que él es una persona que gusta mucho de las peñas, de las guitarread­as y cantar, aunque cante mal. Segurament­e su esposa no comparte esa afición, pero comparten otras cosas como el deporte y el hecho de que los dos han sido scouts. Creo que comparten con mucho gusto paseos al aire libre, otro tipo de actividade­s que no es la tradiciona­l fiesta de excompañer­os o cosas por el estilo. Creo que es una decisión de pareja. Separados, eso sí, de toda actividad política. Uno lo puede ver en campaña electoral en 2006. Si te das cuenta, al principio casi no salía, solo cuando pierde la primera vuelta y parte de su estrategia es, como se dice en el capítulo seis, sacar imágenes de él en casa, con su familia, y visitar a Jaime Nebot y visitar la Embajada de EE. UU. Todo esto sería para desmitific­ar ciertos conceptos que se tenían sobre él y mejorar su imagen pública para poder ganar las elecciones.

Él cree que es el único que tiene todas las preguntas, respuestas y recetas”. Él dijo ser un motivador, pero motivó la división del país. Esto es penoso”.

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FOTOS | KARINA DEFÁS
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