Superalimentos: ninguno es milagroso
EL 2013 fue el año de la quinua, el 2014 de la chía, el 2017 se coronó como el de la cúrcuma. Cada uno con fama de una especie de elíxir mágico. Se ha dicho que combaten osteoporosis, depresión, estreñimiento, cáncer. Di de qué padeces y te diré qué ‘superalimento’ necesitas. ¿Pero son tan milagrosos como los pintan?
Diva Sotomayor, máster en Nutrición, explica que el término se originó en Japón y los define como alimentos ricos en nutrientes por su composición, y si se consumen habitualmente dan un beneficio extra al organismo. Sin embargo, aclara que ese valor también está en elementos menos populares como ajo, huevo, brócoli, etc. Entonces, ¿cuál es la realidad? ¿Un superalimento es mejor que las frutas y verduras cotidianas? Hay pruebas para dudar.
Según la revista New Scientist, la palabra no tiene definición científica, se usa con fines comerciales. Marwin Lavayen, consultor empresarial, dice que todo empezó por la tendencia de la generación millennial
de comer saludable. Desde entonces el marketing incita al consumo. En 2007 la Unión Europea prohibió la palabra en las envolturas, a menos que se respalde en estudios científicos. “El alimento no es malo, pero no hay que atribuirle facultades sanadoras por sí solo”, anota Miriam Villalta, experta en nutrición que sugiere que en vez de buscar ‘superalimentos’, se procure la variedad de productos, que en conjunto aporten los nutrientes necesarios. Todo apunta a comer equilibrado. No hay ‘varita mágica’ para los problemas de salud. Aquí, la evidencia.