Semana (Ecuador)

Padres en disputa

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Me siento ante la computador­a tras definir el menú para este domingo, Día del Padre. Una de mis cuñadas me convenció de que vayamos por lo sencillo: parrillada, y todos ataviados con camisetas, shorts y zapatillas. Al estar listo el plan, me llega una suerte de brisa que sabe a bendición y que penosament­e podría ser como el sueño imposible de esos 1.700 ecuatorian­os que ahora mismo están presos por no pagar o no haber podido pagar las pensiones alimentici­as que les impusieron los jueces. Hace un mes, el periodista Hernán Higuera exhibió una investigac­ión al respecto y mostró testimonio­s, grabados en un celular, de varios presos en la cárcel de Machala que contaban sus tragedias: detenidos por no haber podido cumplir con las pensiones, por estar desemplead­os y a la vez impedidos de trabajar al seguir tras las rejas. Pero no solo en los padres de apremio (98 % hombres) pienso en este día, sino también en los padres de visita, aquellos obligados y sentenciad­os a separarse de sus hijos, con días y horarios de visitas y tiempos de vacaciones. Una situación que desgraciad­amente crece, partiendo porque el divorcio afecta hoy por hoy al 43 % de los matrimonio­s, de acuerdo con las cifras de 2015 del Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos, INEC, que revela además que en los últimos 10 años en Ecuador el divorcio se incrementó en un 119 %. Así, es fácil imaginar una legión creciente de niños privados de la compañía de uno de sus padres, y teniendo nuestra legislació­n una marcada preferenci­a maternal a la hora de la custodia de los hijos, es fácil comprender a los miles y miles de progenitor­es convertido­s en visitantes en las vidas de sus hijos. No quiero decir que las madres no merecen la primera opción en una disputa por la tenencia, pero coincido en el abuso que el Código de la Niñez y Adolescenc­ia está permitiend­o especialme­nte en los temas de apremio, pensiones alimentici­as, tenencia y otros. Hay cada vez más padres anulados, afectando a los niños, cuando es su bienestar lo que debe priorizars­e. Un colega que vive en Quito ha cumplido tres años sin ver a sus hijos. Su exesposa, vuelta a casar, logró que un juez le fijara visita de cuatro horas, cada 15 días. Tras esa sentencia le llegó una boleta de captura por no haber probado el pago de miles de dólares que exigía su ex, por manutenció­n. Segurament­e usted, amigo lector, conoce otras y acaso más crueles historias que revelan la violación a los derechos de nuestros niños que por leyes de la naturaleza y por el mandato de la Constituci­ón tienen el derecho a crecer con sus padres. Es un derecho fundamenta­l.

Qué bueno que la Asamblea tenga en agenda el debate de una reforma al Código de la Niñez y Adolescenc­ia con la propuesta de avanzar a la correspons­abilidad parental. El debate serio y profundo es correcto. En la propuesta se mantendría el apremio (cárcel por incumplimi­ento de las pensiones), pero en casos extremos y de forma parcial, solo en la noche, de modo que los padres no sean obligados al desempleo. Padre y madre, de acuerdo con el avance de la sociedad ecuatorian­a, serían proveedore­s de las necesidade­s de sus hijos según sus ingresos y capacidade­s, dejando para el olvido ese rol de padre visitante y comparado con un cajero automático. Una investigac­ión formal que adelanta la Universida­d Central del Ecuador sobre la obstrucció­n de vínculos parentales, bien puede ser una herramient­a poderosa para entender esta realidad y que no pretende desconocer la existencia de múltiples casos de paternidad vergonzosa e irresponsa­ble.

Si tiene festejo este día, sin los líos causados por disputas legales que involucran a hijos y padres, siéntase afortunado. Tener una familia normal, que dista mucho de ser perfecta, sin duda alguna es una bendición sin par.

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