Semana (Ecuador)

PAPÁS sin barreras de género

LAVAN LOS PLATOS, NO LE TEMEN AL ROSADO Y LUCHAN CONTRA EL MACHISMO. PODRÍA SER LA PATERNIDAD DEL FUTURO.

- Gisella A. Rojas rojasg@granasa.com.ec

LAS NOTICIAS informan la hora, el lugar, el día, la edad y hasta sus nombres. Pero rara vez conocemos lo que a ellas les gustaba hacer, si madrugar, escuchar música, ir a la playa, o leer. Es que su historia se reduce a una cifra que se nutre cada año: 83 es el número de femicidios que cuantificó hasta junio de este año el Centro de Desarrollo Humano (Cedhu). Por su parte, el colectivo ciudadano Geografía Crítica calculó que cada 50 horas una mujer es asesinada en Ecuador. Estos números circulan entre manifestac­iones, compromiso­s, refuerzos de ley, campañas preventiva­s, marchas... pero nada parece dar resultado. Es que quizás la única forma de modificar la historia sería regresando a donde parte todo, el hogar.

Veamos. Felipe vive en Quito, tiene pelo largo y ronda los 40 años, muchas veces se viste de rosado y se considera un padre feminista, pues ha decidido educar a sus hijas consciente­s de la equidad de género. Narra que de pequeño su madre hizo algo importante: lo dejó llorar. Una necesidad biológica que, admite, es negada a muchos hombres (ya saben, el llanto es cosa de niñas). Por suerte no fue su caso y ahora que ha llegado su turno de educar bajo esta filosofía, entiende que debe estar alerta, sobre todo cuando sus hijas Manuela y Anahí llegan con ideas como “solo las mujeres pueden llevar una melena larga”.

Este tipo de crianza en la que los hombres participan en el cuidado de sus hijos con equidad lleva el nombre de ‘paternidad positiva’, un término acuñado por el antropólog­o Ritxar Bacete, especialis­ta en políticas de igualdad y coordinado­r en España de Promundo (ONG internacio­nal que trabaja por la justicia de género ). En una entrevista vía Skype, Bacete explicó a SEMANA que “la participac­ión de los hombres en el cuidado diario de otras personas tiene una influencia que es duradera en la vida de los niños, niñas, mujeres y de ellos mismos”. Agrega que una crianza igualitari­a y con apego aporta múltiples beneficios, como la prevención de la violencia de género. “Son familias con una mejor economía, porque tienen doble entrada, y la violencia no tiene presencia a la hora de regular los conflictos”, detalla.

Otros expertos y expertas consultado­s mencionan también que la crianza es un trabajo en equipo que funciona

cuando no existen competenci­as entre la pareja. Además, adelantan que la lucha por la equidad no solo se logrará con el esfuerzo de los padres, sino que es necesario un compromiso social. Sin embargo, reconocen que el hogar sí puede ser un gran comienzo.

Felipe lo ha constatado. Orgulloso narra que hace poco su hija llegó emocionada de la escuela, pues había logrado convencer a su mejor amigo, de que los hombres pueden llevar el pelo largo, y que el rosado no es un color solo de niñas.

Son estas pequeñas conquistas la muestra de que una paternidad reinventad­a puede ser el nuevo inicio de la historia. Por ahora, lo que nos queda es contagiarl­a con el resto del mundo.

 ?? FOTO| PEDRINHO FONSECA ??
FOTO| PEDRINHO FONSECA
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador