Un refugio ecléctico
A DOS HORAS Y MEDIA DE GUAYAQUIL SE ENCUENTRA EL PROYECTO SAMARIWASI, UN PARAÍSO SUSTENTABLE EN PALLATANGA, QUE SE FUSIONA CON EL AMBIENTE E INVITA AL DESCANSO.
DESCANSO. Eso es lo que buscaban los dueños de esta vivienda, bautizada en quichua como ‘Samariwasi’ (samari, reposo y wasi, casa). Su autor, David Chonillo Breilh, fundador de la firma DAVCH de Arquitectura y Urbanismo, con asesoría de la firma Urbana Arquitectura de Cuenca, edificó un conjunto familiar con estilo ecléctico, que no es más que la combinación de distintas influencias arquitectónicas que da como resultado una composición nueva y original.
Su ubicación permitió utilizar materiales nativos de la zona: madera de eucalipto, piedra andinita, barro, adobe, carrizo y teja artesanal, que le dan un toque campestre andino; mas en su interior, la villa está compuesta de estructura metálica y hormigón armado. La combinación de estos materiales contemporáneos y vernaculares le da grandes proporciones que modernizan su arquitectura. También en sus detalles hay influencia clásica que se observan en su horizontalidad, simetría, proporciones y formas como arcos y triángulos de las fachadas. Asimismo hay influencia asiática y tradicional que se puede ver en la forma del techo y el jardín interno junto a la gruta.
La villa está ubicada estratégicamente para admirar la belleza natural de la zona, donde la tranquilidad reina entre las montañas, ríos y cascadas.
Samariwasi celebra a su alrededor: el jardín se funde con la vegetación, las montañas, las grandes rocas en el exterior, el agua de las piletas naturales, la acústica del río y el fuego de la fogata en las noches; festejan a los cuatro elementos: fuego, agua, aire y tierra, indica Chonillo.
Sello y carta
Este proyecto tiene su sello y se encuentra en el hall de ingreso, en el piso. Allí está el ícono de la firma del arquitecto Chonillo, en el que consta el año que se terminó de construir la residencia, 2016. Muy cerca, en una de las paredes del hall está una carta enmarcada, escrita por el reconocido arquitecto ecuatoriano David Nurnberg (fallecido), amigo de los dueños, quien elogió la combinación de materiales, la utilización de buenas perspectivas, la complementación de la obra con el ambiente, el profesionalismo y la sensibilidad del creador de este pequeño paraíso.
Frontalmente parecería que la casa fuera de un solo nivel, pero ya en el interior se puede disfrutar de un subsuelo que contiene una gruta, dormitorios, sala de TV, chimenea y amplia área verde.