“No me enamoro con facilidad”
PARA LA ASAMBLEÍSTA, SU FAMILIA ES EL CENTRO DE SU VIDA Y EXHORTA A LOS ECUATORIANOS A DEFENDER SU DERECHO A LA SALUD.
DICEN SUS PRIMEROS colegas que siempre fue la engreída de su papá y que de él heredó su personalidad y forjó su carácter. Para otros, siempre la tuvo y la sacó a relucir cuando en una fiesta uno de sus colegas se quiso pasar de galán. Sin ninguna pena, lo ubicó de tal manera que el conquistador frustrado se aferró a la versión de que ella había malinterpretado su acercamiento. Cuentan que la fiesta casi termina, pero lo que quedó completamente claro es que Poly Ugarte no se anda con rodeos y lo dice todito claro.
“Tuve un padre que siempre nos inculcó valores, principios, trabajo y honradez. Fue agricultor y pionero del camarón de la provincia de El Oro. Y tuve una madre que se preocupaba mucho por los demás, con carácter fuerte pero muy humanitario. Mientras mi padre trabajaba en las camaroneras, mi madre era la jefa de planta de nuestra empacadora”.
Tal vez de ella heredó la seguridad de saber lo que quiere.
Tengo una anécdota que refleja algo de eso. Cuando mis padres vinieron a vivir a una hacienda vía a El Triunfo, mi mamá no quería que estudiara allá, entonces me internaron en una escuela de Guayaquil. Tenía cinco años. Mi papá generalmente me recogía los viernes, pero ese día no llegó. Al día siguiente me escapé escalando la cerca. Me crucé a la casa del abuelo de mis primas, que vivía al lado de donde me estaba quedando, y con ayuda de él llegué a la casa donde llegaban mis padres.
¿Se enojaron sus padres?
No, al contrario. ¡Les reclamé por no haberme ido a recoger! Pregúntame qué quería ser a mis cinco años.
¿Qué?
Desde esa edad quise ser abogada para defender a los pobres.
Fue una niña audaz, entonces.
Siempre tuve mi carácter y esta ciudad me recibió tal como soy. Duran- te las vacaciones siempre regresábamos a la provincia de El Oro, a Puerto Bolívar, donde viajábamos con nuestras primas en lancha hasta llegar a los lugares donde recogíamos conchas. Siempre digo que crecí entre conchas y marea.
¿Por qué vinieron a vivir aquí? Porque mi padre era político y ella no quería saber nada de política.
Ella no, pero usted sí...
La política bien entendida como servicio a los demás estuvo siempre a mi alrededor. El primer presidente del Consejo de Machala fue José
Ugarte, mi tatarabuelo. Mi padre fue alcalde, gobernador, diputado y senador. Mi primera función pública fue como concejal de Guayaquil en la administración de León Febres-Cordero. Llegamos a reconstruir la ciudad cuando Guayaquil estaba sumida en el caos y la basura. Regreso a mi vida empresarial en 2002. En 2006 me da cáncer de mama, luego junto a ocho sobrevivientes decidimos hacer la Fundación Poly Ugarte.
¿Y ahora en la Asamblea?
Sí, para impulsar leyes en beneficio de los ecuatorianos, para que todos tengamos salud, para que no mendiguemos un derecho que nos corresponde porque las enfermedades no tienen plazo ni término.
¿En esa vida tan agitada ha tropezado con amores platónicos?
No me enamoro con mucha facilidad. No soy una mujer de muchos amores platónicos, tampoco. De los que recuerdo, mi primer amor platónico fue un zarumeño, lo conocí en unas vacaciones. Posteriormente fue un vecino de Guayaquil. Y el último amor platónico, el que terminó siendo mi esposo.
¿No se arriesga entonces por lo que cree no poder conseguir?
Soy una mujer muy arriesgada, he tenido muchos sueños y he buscado realizarlos. Desde pequeña soñé ser abogada y lo logré. Pero cuando me enfrenté en las cortes y tuve que litigar en contra de quien fuera mi profesor de Derecho Penal durante cinco años y con doce jueces (por recusación), cuando culminó el juicio y gané me retiré de ejercer como penalista. Me decepcioné.
¿Muy malas experiencias con los profesores?
No. Al contrario, ha sido muy interesante. Un día un profesor no me quiso tomar un examen en segunda oportunidad y me planteó que si yo quería pasar su materia, dicte una charla en esta clase sobre la vida del “mejor amigo de Miguel Ángel que era jurisconsulto y duelista”. Entonces le pregunto quién es. Y él contestó: empieza el trabajo averiguándolo. Largo camino me llevó a Benvenuto Cellini. Dicté mi charla y aprobé. ¡Hice horrores para dar con ese personaje!
El compromiso con la lucha contra el cáncer debe ser agotador. ¿Qué le resta fuerza y qué la renueva?
Me caracterizo por ser una guerrera, pero lo que me resta fuerza es la no comprensión de las autoridades de salud de la necesidad de un paciente o familiar que por no tener recursos, muchas veces, tienen que peregrinar por una medicina o una atención médica.
En términos generales, ¿usted cree que la gente recibe suficiente información acerca del funcionamiento de su cuerpo y salud?
No, los ecuatorianos tenemos una cultura curativa y no hay una política pública preventiva que nos enseñe lo que vale nuestro cuerpo y que todo lo que le hagamos va a traer una consecuencia en el futuro. El cuerpo debe ser materia de conocimiento desde la escuela y los medios de prensa deberían dedicar más tiempo a la información sobre los efectos de la alimentación y hábitos a la salud.
¿Qué tipo de acciones debe tomar la ciudadanía para que el derecho a acceder a las atenciones de salud sea una realidad?
Primero, tiene que denunciar cuando no recibe una atención médica o un medicamento de calidad. Segundo, tenemos que educar a la ciudadanía para que conozca los derechos. Y por último, recurrir a mecanismos legales como una acción de protección para que se garantice la salud.
¿Polly es mamá y abuela superprotectora?
Tengo que confesarte que yo soy ‘abuepo’ (abuela + Poly). Soy mamá protectora y una abuela consentidora. Me gusta siempre tener a mi familia a mi alrededor. Los sábados almuerzan en mi casa 25 personas de mi familia. Disfruto de conversaciones con ellos, desde algo trivial hasta algo político.
Acompaño a mis nietos al cine o al parque. Cuando mis dos hijos viajan por trabajo, se quedan a mi cuidado mis siete nietos. Disfruto y valoro cada minuto del tiempo de ellos.
¿Se le puede preguntar si está enamorada?
No estoy enamorada, no soy fácil de enamorar. La persona que esté junto a mí debe compartir mis ideales, mi labor social y mi familia. Tener una pareja es dar parte de lo que uno es. Son dos vidas unidas por lo que realmente importa, la realización humana. Yo tengo claro mi objetivo.
Esta charla termina con algunos secretos que no puedo escribir. Sin embargo, nos permiten conocer un poco más de la mujer que no solo es activista por la lucha contra el cáncer, sino que como la mayoría de las mujeres ha tropezado y emergido en una sociedad laboral, política y profesional manejada en su mayoría por hombres. ¡Gracias, Polly!