¿Qué hay por descubrir?
Este centro arqueológico inca es reconocido por ser la construcción más grande y mejor conservada hecha por las personas de esta cultura a principios del siglo XVI. El origen de estas edificaciones se remonta a la cultura cañari, nativa del Ecuador, y a la cultura inca peruana. Aunque estas ruinas llevan solo el nombre de la cultura inca, ellos no fueron los primeros en habitar ahí. Cristopher Torres, especialista en turismo, explica que ya existía el templo de los cañaris, creado para la adoración de la Luna, pero después de la invasión inca este lugar fue tomado por ellos, lo que ocasionó que se convirtiera en un avanzado centro militar y templo incaico. Por eso se llega a crear una mixtura de tradiciones y vestigios arqueológicos de las dos culturas. Al entrar, los caminos de tierra dirigen a los visitantes a algunas de las construcciones que asombran por su posición y técnica de construcción (trabajo únicamente con piedras cortadas unas sobre otras). Entre ellas:
uBaños ceremoniales: Levantamiento con canales de caída de agua, con fines sanitarios o rituales. uPilaloma: Sitio donde está ubicado el templo de la Luna y la tumba colectiva. Espacio creado inicialmente por los cañaris. uAposentos anexos: Son también conocidos como ‘Acllawasi’ o ‘Casa de las Vírgenes’. En ellos se llevaban a cabo actividades religiosas, administrativas, astronómicas y militares. uAposentos exteriores: Espacios rectangulares en donde fueron localizados esqueletos femeninos.