PERSONAJE.
RAFAIL, EN POS DE LA CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO ORTODOXO
NADA MÁS ENTRAR a la sala de la vivienda de Rafail Cheprnjich, sacerdote de 32 años y nacido en Drubovnik (Croacia) , llaman la atención los ornamentos que forman parte de una improvisada capilla. Allí, desde hace un par de años, brinda servicios religiosos y guía espiritual a cerca de 200 católicos ortodoxos con la finalidad de sostener su fe y lograr la construcción del primer templo en Guayaquil. Ataviado con solemne túnica negra, explica que los religiosos ortodoxos usan su hábito todo el día (no pueden salir sin él), y que es esa pureza en las tradiciones lo que marca la diferencia con la Iglesia católica romana a la que pertenecen el 80 % de los ecuatorianos.
Conversar con este joven sacerdote de estatura superlativa (1,96 m) -y conocido en el barrio por recoger gatos de la calle y recuperarlos para darlos en adopción- es tener la oportunidad de conocer de cerca esta doctrina que suma más de 200 millones de fieles en el mundo. En Palestina, Grecia, Rusia, Serbia se encuentra el grueso de sus seguidores.
A Cheprnjich le agrada comentar que la Iglesia ortodoxa -a la que pertenece desde los 13 años cuando inició su preparación sacerdotal- proviene de la ‘fuente’ misma del cristianismo y que ‘es más pura’, ya que se mantuvo prácticamente sin cambios a lo largo de los siglos.
Aún así, explicar las diferencias entre ambas religiones cristianas (la católica y la ortodoxa), no es tarea fácil. Lo que se sabe es que en 1054, en el llamado Cisma de Oriente, tuvo lugar la ruptura por diferencias teológicas y conflictos políticos.
En el año 1054 tuvo lugar el llamado Cisma de Oriente que trajo consigo la ruptura entre la Iglesia Ortodoxa y la Romana por diferencias teológicas y políticas.
Una de las preguntas más frecuentes de las personas es si la ortodoxia permite sacerdotes casados y la respuesta es afirmativa, siempre que el religioso haya contraído nupcias antes de ingresar al seminario. En el caso de los monjes misioneros como Cheprnjich, se debe conservar el celibato. “Sería muy difícil que la comunidad mantenga a un sacerdote y a su familia, pues no recibimos ningún pago por nuestra labor”, expresa.
La casa en donde vive el sacerdote en compañía de sus 3 gatos, Kindred, Shadow y Kha, es una colaboración hecha por la fundación Santa María, creada en 1982 para promover la ortodoxia en la ciudad. El sitio es acogedor y, a la vez, solemne, y aun en sus pequeñas dimensiones, cuenta con todos los elementos: El iconocastlo es el lugar más sagrado en donde se guardan los objetos litúrgicos, y a su alrededor, reproducciones de antiguas pinturas de la Virgen María y de Jesucristo, íconos propios de esta religión que no admite las figuras como medio de veneración.
Pero el espacio va quedando pequeño. Por eso una de las metas de Cheprnjich, junto a la comunidad ortodoxa de Guayaquil, es la construcción del templo cuya obra ya se inició en la ciudadela La Ataraza. ¿La misión? Albergar a decenas de personas que cada semana llegan a participar de la antigua misa durante dos horas, sosteniendo su fe en tierra ajena.