Embarazada con “las justas”
Había pasado más de un año desde que Allison Freire y su esposo Wester Alvia comenzaron a buscar un bebé. En vista de que el embarazo no ocurría, se sometieron a diversos exámenes con los cuales se determinó que ella tenía una obstrucción tubárica que le impedía concebir y para lo cual no había un tratamiento disponible. La única opción era la reproducción asistida. Durante 6 meses esta pareja se preparó para el proceso de fecundación en laboratorio. “Esto da mucha ansiedad porque todo es incierto y el resultado ya no depende del médico, sino de la naturaleza”, comenta. El momento más complicado para ellos vino el día de la implantación, cuando el médico les informó que de 6 embriones, apenas uno estaba en buenas condiciones, pues unos no fueron fertilizados y otros dejaron de crecer. Por eso Allison dice que quedó embarazada “con las justas”. Estaba consciente de que sería su única oportunidad. Luego el reto fue que el embarazo prosperara. “El embrión estaba allí en el útero, vivo, pero dependía de mi cuerpo aceptarlo”, relata. Los días siguientes fueron de espera. A las dos semanas la prueba de embarazo dio positivo, pero tuvieron que pasar 15 días más para hacer una ecografía y verificar su estado. Sin embargo, no fue sino hasta después de un mes y medio cuando el latido del corazón se convirtió en la prueba irrefutable de vida. Jordana nació por parto normal y tiene ahora dos años de edad. Curiosamente, después del proceso Allison logró embarazarse espontáneamente.