“Actor es el que ejecuta, se arriesga y lucha”

ES EL IMPULSOR DE LA TÉCNICA MEISNER, QUE REQUIERE DE AÑOS DE PREPARACIÓN PARA TENER MADUREZ Y EXPERIENCIA.

DE ESAS INTUICIONES que despertaron curiosidad nació esta charla. Siempre sospeché que Marlon tenía algo especial. Sí, conversar con él fue como estar, sin miedo alguno, con un joven felino de cabello negro brillante y ojos pardos. Así fue la sensación. Sentados frente a frente en una vacía sala de teatro, él nos permitió entrar un poco más en su esencia.

Marlon es hijo de reconocidos deportistas y un ser humano que busca su esencia a través de lo que más le gusta, ser actor. Se formó en una institución que es la más antigua de actores en Nueva York. Allí estudiaron Gregory Peck, Robert Duval, entre otros. Pero esa escuela, dice Marlon, creó y desarrolló su técnica no solo para formar actores sino seres humanos.

¿Cree que prepararse como actor los termina de formar?

Nos guía, nos lleva, ayuda y encamina. Hay muchas enseñanzas artísticas en el mundo y un fundamento para formar actores integrales, completos, que puede ayudar a concienciar su forma de pensar y de actuar. Generalmente tenemos un concepto erróneo de lo que es ser actor.

¿Qué es ser actor?

Actor es el que hace, ejecuta, se arriesga, lucha, el que se va en contra de todo sabiendo que puede acertarla o equivocarse. Es estar consciente de esa libertad que, como dice el refrán, si vas a cometer alguna equivocación que sea una gran equivocación, de eso se trata ser actor.

¿Significa entonces que ser actor, para usted, es la ratificación o cuestionamiento a la identidad que creemos tener?

Totalmente de acuerdo. Se trata de nuestra esencia, aquella que aún estoy buscando.

¿Esa búsqueda le ha dejado indicios de lo que encontrará?

Por lo menos voy dándome cuenta de que debo escuchar a mi instinto. Cada vez que dejo de escucharlo cometo errores. Y luego que enfrento el error me reclamo. Siento mi intuición como una especia de certeza que, sin razón ni lógica, al igual que una brújula me señala a dónde debo ir. Es la voz que me recuerda que no quiero vivir encajonado, pues así ya estuve hace mucho tiempo. ¿Cuándo fue eso?

En el 2004 cuando después de realizar mis estudios en Nueva York regresé a Guayaquil, sin conocer a nadie ni saber qué hacer porque, aunque nací en esta ciudad, gran parte de mi vida la desarrollé en la provincia de El Oro con mi madre Lupita Ríos. Ella es de Pasaje, donde la condecoraron poniéndole su nombre a un coliseo.

Cuando terminé la secundaria llegué a la Universidad San Francisco de Quito. Allí reconocí ese deseo latente de aprender actuación y lo hice en los dos últimos años de Periodismo. Luego me fui a Nueva York a estudiar actuación.

Nueva York es una ciudad llena de escuelas de arte. ¿Por qué regresó?

Por cuestiones de papeles, porque una vez que se termina la visa de estudiante y trabajo, tu estadía es ilegal.

Nuestra experiencia humana se traslada al trabajo actoral, al interior de nosotros”.