Raquel y el
Ruidosa es la tarde, con cuatro generaciones resumidas en cincuenta personas: padres, hermanos, sobrinos e hijos. Todos hablando al mismo tiempo. Fotografiándose con las manualidades que han recibido como regalo en la tradición familiar que Raquel Morán se encarga de materializar año a año.
Desde que sus padres la iniciaron hace 20, cuando los villancicos sonaban durante todo el mes de diciembre en su casa y decoraba galletas con motivos navideños en la cocina.
La tradición del Handcraft o Jancra (adaptación bromista hecha por sus sobrinos de la palabra anglosajona que significa “hacer a mano”) de acuerdo con ella, consiste en fabricar obsequios desde cero para intercambiar en una reunión familiar quince días antes de Noche Buena. “Los regalos no son más que una expresión del obsequio más importante que obtuvimos todos, Jesús”, afirma Raquel. Quien también reúne a los pequeños, durante la mañana de un domingo, a decorar galletas tal y como lo hacía ella en su niñez.
El sorteo para saber quién le entregará el regalo a quién lo realiza un mes y medio antes y cuando al fin llega el día, luego de las risas y comentarios que cuestionan si los regalos fueron fabricados a pulso y paciencia o comprados por la perfección de algunos, Raquel confiesa que termina agotadamente feliz. Que es ella quien entrega el presente “más feo”, pero que no importa, porque “está hecho con amor”.