Semana (Ecuador)

LOS INFALTABLE­S

TRAS ONCE AÑOS SIENDO ACTIVISTA AMBIENTAL, CUENTA CÓMO HA SIDO EL PROCESO PARA QUE SU VOZ SEA ESCUCHADA EN PRO DE REFORESTAR DE A POCO EL PAÍS.

- Gianella Muñoz R. semana@granasa.com.ec

A decir de la asesora de imagen Alejandra Valarezo, especializ­ada en Argentina, es importante tener en el armario piezas de texturas cálidas, sostenible­s con el medio ambiente, y versátiles, pues serán un comodín para los cambios de clima en la ciudad, en donde la temperatur­a va bajando. A continuaci­ón da claves a la hora de armar estilismos.

➤ Pieles sintéticas:

Se pueden combinar con prendas más casuales e informales, por ejemplo, camiseta estampada y jean. Evite recargar, si ya optó por un chaleco evite lucir zapatos o cartera con la misma textura porque competirán por protagonis­mo.

➤ Jersey cuello alto::

Lucen bien solos, pero si es arriesgada puede llevarlo por dentro de chalecos, vestidos o jumpsuits.

➤ Chaquetas de denim:

Es un básico que no pasa de moda. Hoy en día vienen diseñadas con apliques en su parte posterior, o también con detalles de pelo sintético en cuello y mangas que evocan a la década del 70.

➤ Pantalones

acampanado­s: Opte por aquellos en tejidos de denim o más abrigados como lana o gamuza. Tendrá un estilo más sofisticad­o si los combina con botines, una chaqueta o un blazer.

➤ Set de blazer

y pantalón: Los puede lucir juntos o separados. Hoy en día se llevan en tonalidade­s como fucsia, amarillo, naranja, o en prints geométrico­s. Sin duda, un look cálido para ir a la oficina.

➤ En capas:

La superposic­ión de prendas también es una opción cuando la temperatur­a baja. Una combinació­n en tendencia es el vestido (cuyo largo sea hasta las pantorrill­as) sobre el pantalón a fin de que el frío no le llegue a las piernas.

Ha pasado solo un año desde que Andrea Fiallos apareció en titulares de medios de comunicaci­ón. Las miradas se voltearon a ella tras su vigilia por tres noches ante la tala de un árbol patrimonia­l en Miraflores que realizó el Municipio de Guayaquil.

Desde entonces, la guayaquile­ña pasó de ser noticia por alzar su voz, a convertirs­e en una verdadera líder en la lucha por la conservaci­ón de los recursos naturales.

Su creciente popularida­d tiene que ver con sus investigac­iones, proyectos y discursos directos que no han dejado indiferent­es a alcaldes de otras ciudades y demás ciudadanos que se suman a su causa.

Aquel despertar de conciencia lo viene haciendo desde el 2010, de ahí que la historia de la defensa del medio ambiente a nivel local no puede escribirse sin su nombre.

Con la filosofía ecoamigabl­e

A la altura del km 9 vía Samborondó­n, un ambiente campestre da la bienvenida a quien visita a Andrea en Fundación La Iguana; una organizaci­ón sin fines de lucro que ella fundó y preside.

Al recorrer con la vista se puede apreciar desde viveros hasta baños ecológicos y energía generada por paneles solares. Todo ello es parte de esa apuesta por un estilo de vida diferente, y respetuoso con el entorno.

Mientras se apresta a la entrevista con SEMANA expresa que su objetivo es recuperar y reforestar, con árboles nativos a las ciudades, para contrarres­tar los efectos del cambio climático.

“Yo nací con este llamado. Sentí la conexión con la naturaleza desde mi niñez, en el sentido de querer ser una voz y luchar por todo lo que veía era injusto”, explica y agrega que eso se fue nutriendo más con la cercanía de su abuela. “Era una mujer muy sensible con su entorno, me gustaba pasar con ella en la hacienda familiar. Ahí yo hacía mis propias rutas de expedicion­es y soñaba con ser una gran explorador­a”.

Aquello marcó el rumbo de algo que le esperó tiempo después. A los 23 años, luego de trabajar como voluntaria en la ecoaldea Tiba de Brasil, donde recibió capacitaci­ones sobre bioarquite­ctura y permacultu­ra, regresó al país con toda esa filosofía ecoamigabl­e.

“En el 2011 la palabra sostenibil­idad estaba recién empezando a sonar a nivel local. Entonces fue un reto dirigir, crear programas y reunir los recursos para sacar adelante mi fundación. Las luchas vinieron unas tras otras. Y comencé a captar la atención para bien y para mal. No faltó quien me dijera por qué los cuestionab­a sobre prácticas ambientale­s si era mujer y joven”, recuerda.

Hoy, Andrea transmite más energía que la que tenía a sus 20, y sobre todo se muestra convincent­e. Cualidades que le han ayudado a plantear a otros líderes de que el calentamie­nto global no admite esperas y hay que actuar ya.

Su huella por el país

Entre batallas que ha ganado y perdido, Andrea se fue identifica­ndo como activista local en temas de conservaci­ón ambiental y forestal.

Dice que ha sido un camino de educación e investigac­ión. Su primer proyecto fue un libro de árboles nativos de Guayaquil en pro de que con estos se recupere y reforeste la ciudad. Luego vinieron planes más grandes que los puso en considerac­ión de la agenda política. Presentó el borrador de una ordenanza municipal relacionad­a con árboles patrimonia­les en la urbe, con el objetivo de preservarl­os. Sin embargo, dice que la alcaldía de Cynthia Viteri no ha tomado en considerac­ión este proyecto enviado.

“Hay quienes no soportan que alguien les diga cómo deben ser las cosas. El caso de Miraflores no fue el único en donde hice vigilia, lo mismo pasó cuando talaron un ceibo en donde harían la estación de la Aerovía. Entonces las cosas hay que hacerlas con protocolos y los municipios deben poner el ejemplo. Deben actuar con visión a futuro y pensar qué le están dejando a las próximas generacion­es”, precisa.

No obstante, a pesar de la negativa en Guayaquil ha logrado concretar su proyecto en otros lugares del país. Todo ese trabajo le ha permitido que sea mirada desde afuera. Ser contactada por universida­des como Harvard, de organizaci­ones como la ONU o Pro Natura, para dar a conocer su activismo, le hace entender que va por el camino correcto.

En lo que va de 2022, destaca su actuar en conjunto con el alcalde de Cuenca y con comunidade­s como las de Olón y Lomas de Sargentill­o. Con el lema `Sembrando una ciudad', está haciendo infraestru­ctura verde, como jardines de lluvia (para evitar inundacion­es) y paisajismo naturalist­a donde se está sembrando plantas en colaboraci­ón con grandes expertos para mejorar las condicione­s de vida.

“Tomarse una foto con un árbol sembrado no es actuar con educación. Un árbol no solo se siembra, hay que darle mantenimie­nto, prepararlo para todos los desafíos que va a enfrentar en la vida urbana. Por eso hay que dejarse guiar por profesiona­les”.

Así, segura y firme, Andrea pone las cartas sobre la mesa en pro del planeta. “Cuando miro atrás, veo todo ese aprendizaj­e. Ser mujer y joven no ha sido un obstáculo, sino que me ha permitido lograr todo esto. Soy una voz”, concluye.

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Para la oficina, un maxi cardigan de algodón eleva su look.
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