El body shaming empieza en casa
Las críticas al cuerpo que se reciben desde la infancia tienen un gran IMPACTO EN LA AUTOESTIMA de la persona adulta.
La publicidad y las redes sociales evidencian día a día que vivimos en una sociedad que rinde demasiada importancia a la belleza y a la delgadez. Por este motivo, no es de sorprenderse que desde pequeños hayamos escuchado comentarios negativos sobre nuestro físico, incluso provenientes de quienes más nos quieren: nuestros padres.
Y es que estos mensajes `inofensivos' lanzados sin ton ni son en la niñez, tienen el poder de sembrar inseguridades, crear depresión y hasta desencadenar trastornos alimenticios futuros. A este acto de hacer que una persona se avergüence de su cuerpo se lo conoce como body shaming.
Según Rosaura Flores, psicóloga clínica con experiencia en temas de familia y adolescencia, a partir de los 7 años los niños y niñas son más conscientes respecto a la percepción de su cuerpo y mientras más crecen sienten la necesidad de compararse (y decepcionarse) con l os estándares de belleza.
Los comentarios de papá y mamá
Hay una frase que dice que los niños son como esponjas que lo absorben todo, por este motivo es importante cuidar cómo nos referimos a la apariencia física propia y la de los demás delante de ellos.
“Si soy una mujer que constantemente hablo del peso, de que tengo que operarme, que la dieta y siempre estoy preocupada por mi imagen corporal, es posible que los niños a mi alrededor estén observando y haciéndose una idea sobre qué es el cuerpo o cómo este debe ser”, señala Flores.
Asimismo, si desde pequeños les decimos “es que mira cómo comes o mírate cómo estás”, “es que no vas a crecer porque no comes nada”, entre otros, vamos a ir minando poco a poco su autoestima.
“La madre es como un espejo para su hija que irá adoptando ciertos comportamientos de su progenitora, sean positivos o negativos. Esta situación y a su vez otros factores, de cierta manera irán creando inseguridades a esta mujer que está formándose como individuo. Va creando su “autoconcepto” y su imagen de una manera no favorable”, explica Amira Caicedo, psicóloga clínica.
Estas críticas, a criterio de la experta, se ven reflejadas en sus relaciones sociales, en el sueño, la alimentación y en lo académico. Empezamos a notar que hay aislamiento, depresión, ansiedad y temores como pararse frente a la pizarra (si es gorda o flaca) por miedo al que dirán.