Helados de Salcedo un postre con historia
Son el exquisito LEGADO DE LAS MONJAS FRANCISCANAS. Y símbolo del cantón San Miguel de Salcedo, de Cotopaxi, ubicado a 90 minutos del sur de Quito.
Esta deliciosa y refrescante tradición de consumir, quizás, uno de los helados más famosos del país, nació en San Miguel de Salcedo, Cotopaxi, una tranquila localidad encerrada en un amplio y fértil valle con una población de 65.000 habitantes, aproximadamente.
Su historia fascinante se remonta a la década de los 50 y está ligada a la Fraternidad de las Hermanas Franciscanas, que llegó a Salcedo en 1935, hace 88 años.
La ingeniosa idea de crear estas refrescantes paletas provino de la hermana Rosa María Durán, quien falleció de cáncer. Gracias a ella, los habitantes de Salcedo y visitantes de toda la región pueden disfrutar ahora de sus exquisitos sabores.
En el convento ya no los elaboran, pero la familia Jijón Franco es la única que continúa con la preparación artesanal, en el inmueble ubicado en las calles 24 de Mayo y García Moreno, por el Parque Central de la localidad. La gran mayoría se industrializó para abastecer las ventas a nivel nacional.
Una idea que nació de la necesidad
Ante la necesidad de pagar a los docentes y ayudar a los padres de familia de escasos recursos, a la religiosa se le ocurrió la gran idea de preparar jugos de frutas congelados que los vendía dentro del plantel.
Su ingeniosa idea funcionó y los helados se vendieron rápidamente. Después se le ocurrió hacer helados de cuatro sabores que le tomaban 3 días para su elaboración. Preparaba jugos de diferentes frutas: taxo, piña, naranja, papaya y esperaba que cada sabor se congele para después colocar el otro.
La fama del helado, después de 88 años, aún se mantiene vigente. Incluso, es muy apreciado por los extranjeros, quienes al igual que los citadinos, cuando pisan Salcedo, todos quieren probarlo.
La madre Rosa María contrató a una persona para que los vendiera por la ciudad, inclusive la gente hacía grandes `colas' afuera de la fraternidad para conseguir la colorida golosina que se comercializaba solo los domingos.
La monjita no se imaginó que su invento iba a convertirse en el ícono de Salcedo, relató la directora de la Fraternidad Franciscana en Salcedo, Luz Armijos. En vida fue homenajeada, hace una década, por el Municipio local.
La receta se compartió
El éxito fue tal que las ventas se multipli
caron. Y, ante tal demanda a la madre Rosa María no le quedó otra alternativa que pedirle ayuda a otras personas. Les compartió la receta para que emprendieran en sus locales y así se extendió aún más la fama del helado generando las microempresas locales.
La superiora Luz Armijos aseguró que nunca pensaron en patentar la marca, pero sí le da nostalgia que muchos se olviden de dónde nació la idea original. “Dios bendijo a la hermana Rosa María para que a través de su idea otras personas puedan progresar”, expresó con nostalgia. Durante seis años se vendió el helado desde la Fraternidad. Actualmente quienes desean degustarlo lo compran en las tiendas locales.
El postre fue empoderado por los habitantes que incluso al ingreso de Salcedo se logra observar una gigante paleta de helado en su honor.
Las nuevas generaciones continúan perfeccionando las recetas originales y experimentando con nuevos sabores. De esta manera, se asegura que esta delicia helada siga siendo parte integral de la identidad gastronómica de este cantón.