Cementerios para visitar en vida
Si quiere conocer sitios fuera de lo común en otros países, una alternativa es apostar por el NECROTURISMO y presenciar las maravillas ocultas de tumbas y mausoleos.
Encontrarse en un ambiente donde el pasado se reúne con el presente, y las historias de antaño están plasmadas en lápidas ornamentadas y estatuas desgastadas, es una experiencia enriquecedora que no querrá perderse.
Los cementerios son joyas arquitectónicas que a menudo se pasan por alto cuando se emprende un viaje a otro país. Pero tienen un encanto magnético que trasciende su reputación sombría. Y es que cada uno presenta características peculiares como lápidas coloridas, diseños de ensueño, esculturas majestuosas y los lechos de personas que en vida marcaron historia.
Es en estos lugares donde la historia, el arte y la cultura encuentran su lugar de descanso eterno. Desde la belleza etérea del cementerio Aoyama de Japón hasta la impresionante grandeza del Père Lachaise, en París.
Anímese a pasear solo, con amigos o en familia, por estos terrenos sagrados y extraordinarios.
Cementerio feliz
Este camposanto ubicado en Sapantza, Rumania, es conocido por darle otro enfoque a la muerte con la peculiar explosión de colores que destaca en sus lápidas. Su fin es aligerar el peso de la muerte y, por qué no, sacarle una sonrisa mientras cambia de perspectiva sobre ella. La idea surgió de Stan Ion Patras en 1935. Él era carpintero, poeta y pintor; por 50 años hizo muchísimas cruces pintadas de colores como el amarillo y rojo. También se distinguía por sus dibujos pintorescos acompañados de poemas con humor negro como el de un señor que hizo la lápida de su suegra: ‘Bajo esta pesada cruz, yace mi pobre suegra. Tres días más debería haber vivido. Yo mentiría y ella leería (esta cruz). Tú que aquí pasas, por favor intenta no despertarla, porque si ella vuelve a casa, me criticará más’...