Confort pospandemia
Hacetres años, a María Beatriz (divorciada y madre de dos niños) ni se le ocurría ir a orar a una iglesia. Pero desde que su caso se convirtió en un número más en las estadísticas de desempleadas, y la crisis la agobió, recuperó su fe.
“Hicieron recorte de personal en la empresa. Y en ese mismo año, uno de mis hijos enfermó con neumonía a causa de la COVID-19. Fue en el hospital cuando empecé a recapacitar. Allí, en esa habitación compartida había otra mamá, y ella me prestó su Biblia para juntas orar por nuestros pequeños”, recuerda.
Desde ese día su fe se ha vuelto inquebrantable. Y, a los 38 años, siente que el grupo de su parroquia es una red para ayudarse entre todos.
“Cuando uno toca fondo, como se suele decir, no hay otro camino que alimentar el espíritu”, agrega.
En general, aferrarse a la religión constituye una gran ayuda ante las situaciones como las que se han venido desencadenando desde la pandemia, donde ha habido mucho estrés, incertidumbre, pérdidas y más.
De hecho, diversos estudios lo confirman, como el realizado por el profesor de Psicología Michael Inzlicht de la Universidad de Toronto. Este concluyó que “las personas más activas en las comunidades religiosas suelen tener niveles más altos de bienestar, pues la fe religiosa ejerce un efecto tranquilizador que les hace estar menos predispuestos a sentir ansiedad en dificultades”.
De acuerdo con otra investigación, realizada por el Instituto de Ecología Humana y el Departamento de Sociología de la Universidad Católica de América con sede en Washington, reveló que la mayoría de los participantes incrementaron la oración, la lectura de las Escrituras y la importancia de la fe desde la pandemia, y esto les ayudó a recuperarse mejor de los estragos en la salud mental.
Es ese entonces, el gran motor que mueve el mundo. A criterio del Dr. Samuel Merlano, psicólogo clínico, “no debe sorprender que por la fe en esto los pacientes tienen una visión más positiva ante el futuro. Se sienten con ganas de luchar y de afrontar cualquier situación, al punto que atraviesan la dificultad con una mejor actitud”. Esta religiosidad, a su vez, se torna saludable para el individuo. “Las emociones son transformadas en positivas tales como la esperanza, la autoestima, el amor y otras que van beneficiando la salud psíquica y física. Es decir, influye en todos los elementos intrínsecos del ser humano para enfrentar mejor su presente y futuro”.