Miguel F. Vidal Un viaje con raíces
Este chef llega desde la tradicional Galicia a sorprender los paladares ecuatorianos con su COCINA FUSIÓN.
Así comenzó todo
Desde que era un adolescente, gracias a que en su núcleo familiar (conformado por 10 hermanos) se repartían las tareas del hogar. Alimentar a los que más quiere se convirtió en su deber favorito.
En esa época le agarró el `gustillo'. Pronto sus amigos más cercanos se convirtieron en sus primeros comensales, ya que cuando se reunían, a Miguel le agradaba la idea de preparar platos para ellos.
Derecho a la cocina
Pero ese chef en potencia con ansias de cocinarle al mundo hizo un `alto' cuando llegó a la universidad. Se desvió de ese camino para seguir la carrera de Derecho. Pero dejó las leyes y los trajes a un lado al darse cuenta de que los mandiles y sartenes lo cautivaron.
Asegura que dos acontecimientos marcaron su vida. El primero, en orden cronológico, fue regresar a las parrillas, ya que “cuando uno hace lo que quiere, se dice que ya no trabaja más”. Y el segundo, “el nacimiento de mi hija, sin duda”, quien ha sido la gasolina que lo impulsa para dar su mejor versión en todo
Admite que se siente “más centrado, con más fuerza para triunfar y ser más efectivo. Todo esto es para poder estar más tiempo con ella”, añade con un tono de admiración y orgullo.
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Lo que más destaca en sus platos son sus raíces. Describe su especialidad como una cocina viajera, pero con alma gallega. Es así como se ha empapado de varias culturas y hoy puede decir que su comida está enriquecida con técnicas de Asia, América Latina y África. Estas le sirven para mejorar las delicias de su amada cocina gallega (en la que predominan los mariscos). Un claro ejemplo es el menú que preparó para el Mercedes, que consiste es una fusión entre las bondades de los productos ecuatorianos, como verde, hierbaluisa, cedrón, entre otros, y las recetas de su tierra natal.