Las Caras un sitio impresionante
Durante el recorrido, podrá apreciar aguas termales que a través de los siglos FORMARON ROSTROS, en un ambiente de natural belleza.
Si busca un destino que lo sorprenda, visite Las Caras, un misterioso lugar ubicado en las faldas del coloso Tungurahua, en la parroquia Chacauco, es uno de los más afectados en la provincia cada vez que el volcán entra en proceso de erupción.
El sitio guarda una leyenda. En las entrañas de Chacauco habitaban hace más de 500 años los Quillayacus, supuestos responsables de tallar las caras en las rocas, como una manera de sentirse protegidos de la ira del volcán.
Esta belleza natural estuvo oculta hasta el 2006, año en que fue hallada por uno de los propietarios de esas tierras, quienes luego decidieron explotarlas para el turismo comunitario.
Este complejo, donde laboran habitantes locales, fue bautizado con el nombre de Las Caras, ya que han sido descubiertos al menos 33 rostros de diferentes tamaños en todo el área que han adaptado para la llegada de los visitantes.
Manuel Rosero, el administrador, destaca que han vivido en un área muy rica en historia, magia y encanto. A más de observar los rostros en las rocas, esta comunidad posee fuentes de aguas amarillas que nacen del volcán Tungurahua y fuente de minerales que caen sobre las macizas y rocosas caras.
Cristina Mendoza, quien llegó desde Guayaquil para visitar el sitio, mencionó que sintió una renovación de energías al tocar el agua que brotaba entre las figuras.
Rostros con vida
Una vez descubrieron las figuras en las rocas, Manuel aseguró que no sintieron miedo, más bien se motivaron a reconstruirlas y darles la forma original creadas por los antepasados.
De acuerdo a Rosero, estos rostros tienen vida, porque crecen cada año 3 centímetros. Pero se debe a las propiedades minerales del agua, que los cubre y que con el pasar del tiempo le van dando nuevas formas y rasgos a los rostros.
De acuerdo a la leyenda, dichas formas guardan diversos significados. Se cree que los Quillayacus rendían tributo a los chamanes, los sabios de la comunidad que podían vivir más de 100 años y para no perder la protección cuando morían pincelaban la forma de sus rostros en las rocas.
El recorrido empieza por l a ruta de Las Caras, después se debe pasar al sendero Nariz del Diablo, donde el visitante descansa en una casa edificada en un árbol, en medio de un bosque nativo con raíces petrificadas. Después hay que subir al Balcón del Cielo, un mirador situado a 180 metros de altura y desde el cual se observa al caudaloso río Chambo.
La ruta culmina con el recorrido por afluentes minerales. Existen 15 vertientes de agua con gas que descienden de los volcanes Tungurahua y Mulmul. Muchos les atribuyen propiedades curativas.
Al llegar a Las Caras la experiencia va a estar llena de historia, magia y adrenalina al sentirse observado por decenas de ojos en todo el recorrido.