Ana Rosa Valdez museos
La curadora y académica asumió recientemente la dirección del Museo Nacional del Ecuador. Nos cuenta sus planes para el espacio. Repensar los
“Me interesan los procesos de ruptura, los procesos artísticos que irrumpen en momentos de conflictividad social, política o cultural”, afirma la curadora, docente e historiadora del arte, Ana Rosa Valdez.
En enero, la académica asumió la dirección del Museo Nacional del Ecuador (MuNa), y los espacios que este regenta: el Museo y Centro Cultural Esmeraldas, el Museo y Centro Cultural Ibarra, el Museo Camilo Egas y el Centro Cívico Cultural, Museo y Biblioteca Mariscal Sucre en Chillogallo, y no pudo hallar un momento más conflictivo para hacerlo.
Pero asegura que en las crisis surgen las oportunidades para la creatividad, la innovación y el cambio.
“A través de la historia del arte se puede ver cómo en épocas de crisis las preocupaciones más sensibles se conectan y entrelazan a través del tiempo”, indica
Para ella, esta posibilidad está en fortalecer la labor que empezó su predecesora, la actual ministra de Cultura y Patrimonio Romina Muñoz: convertir los museos en espacios seguros.
“La experiencia en el museo de Chillogallo es uno que aspiramos a replicar en todos nuestros museos y centros culturales, porque es un espacio donde se han construido lazos afectivos y sociales con la comunidad... y donde los padres se sienten cómodos dejando a sus hijos cuando se van a trabajar”.
Para ello, una de las principales metas para 2024 es desarrollar programación destinadas a adolescentes y jóvenes.
Pero, ¿qué tan sencillo resulta convertir un museo en un lugar donde un chico quiera pasar su tiempo libre?
Es un tema con el que Valdez tiene amplia experiencia.
Las aulas, una pasión
Hasta el año pasado, la académica laboraba como docente en la Universidad Central del Ecuador, una de sus múltiples experiencias en la docencia. A la par, dirigía el Museo Universitario (MUCE). Ahí desarrolló la muestra `Tierras sin nombre, geografías especulativas y nuevos medios', una exposición donde el arte se vinculaba con los videojuegos y metaversos.
“En ese momento, mis alumnos tenían entre 17 y 25 años y la manera que encontré de dialogar con ellos fue a través de la creatividad que se produce en los metaversos y videojuegos. Hallé maneras, por ejemplo, de generar análisis y debates prolíficos sobre la historia del arte con los videojuegos en temas como la figura del héroe”, narra.
El reto, señala, es encontrar un equilibrio. “Como museo, debemos plantearnos cómo podemos convertirnos en lugares donde los jóvenes puedan venir sin que sean los adultos quienes decidamos qué deben pensar o qué deben hacer con sus vidas”, explica.
{“Los museos deben concebirse como espacios seguros para niños y jóvenes. Eso se consigue a través de la vinculación con la comunidad”.
Agrega, además, que quienes consideran que los museos ya no apelan a las realidades de los jóvenes se equivocan.
“El concepto del museo tradicional es un legado que hay que valorar, y que no contradice lo que los jóvenes están produciendo en los metaversos. Es posible crear vínculos entre ambos, y el museo es el mejor lugar para desarrollarlo”, puntualiza.
Hacer comunidad
Además de expandir su labor con niños y jóvenes, Valdez indica que una de sus metas en el MuNa es desarrollar exposiciones a través de convocatorias públicas.
“El Ecuador necesita más convocatorias públicas que incentiven el trabajo de los artistas que trabajan con el campo cultural... y para artistas de mediana carrera y emergentes”, dice.
También busca continuar con la labor que se venía haciendo en cuanto a exposiciones permanentes que dialoguen con los bienes de la reserva de la institución.
“Quisiera que mi legado fuera la articulación de un plan museológico que se manifieste en una infraestructura institucional que organice el trabajo creativo y administrativo de las personas”, añade.