No se haga la víct i ma
Existen personas que viven gran parte de su vida lamentándose, QUEJÁNDOSE. Conozca por qué actúan así.
Lidiar con dificultades del día a día es complicado. Algunos saben cómo actuar ante estas adversidades, hay otros que no tanto. Pero existen aquellas personas que, ante los problemas, pierden el control y aseguran que la razón por la que les suceden cosas malas es por culpa de los demás.
Este patrón de comportamiento en el que la persona adopta el rol de víctima es lo que se conoce como “victimismo disfuncional, esto es quedar atrapado en la dinámica de sentirse constantemente agraviado o atacado. Aquí, la persona tiende a culpar siempre a otros por sus inconvenientes, evitando asumir responsabilidad para salir de ese ciclo”, así lo explica María Gracia Abad, psicóloga clínica de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) con formación internacional en Wesleyan University y Johns Hopkins University, en Estados Unidos.
Se desarrolla de esta forma
Ante un comportamiento inadecuado lo que se debe hacer es investigar qué lo causa. Entre las razones están las experiencias traumáticas, baja autoestima, no tener las herramientas adecuadas de manejo del estrés y autorregulación emocional y, a veces, habitar en un entorno que refuerza la idea de ser una víctima.
“Además, la presencia de trastornos de la personalidad o la depresión también pueden ser factores significativos en el desarrollo de este patrón de pensamiento (de víctima)”, añade la especialista.
Es por eso que la evaluación individual con un profesional juega un papel importante para comprender cómo estos factores específicos afectan a la persona.
Así funciona su mente
El cerebro de una persona que sufre de este síndrome -según una investigación de Healthline- tiene tres creencias: la primera, cosas malas suceden y seguirán sucediendo; la segunda, otras personas o circunstancias tienen la culpa; y la tercera, cualquier esfuerzo por generar un cambio fracasará, por lo que no tiene sentido intentarlo.
A esto también se suma un rasgo notorio que es la falta de responsabilidad, y se puede presentar de la siguiente manera: echando la culpa a otros, uso recurrente de excusas, no asumir la responsabilidad, reaccionar a la mayoría de los obstáculos de la vida con la frase “No es mi culpa”, destaca la terapeuta familiar de esa investigación, Vicki Botnick.
Impacto en la salud
Toda exacerbación de comportamiento tiene posibles complicaciones en la salud. Como las que indica la especialista María Gracia.
Victimizarse tiene un impacto negativo en la calidad de vida al limitar el crecimiento personal y perpetuar la sensación de impotencia.
En las relaciones interpersonales puede generar conflictos constantes y dificultades para establecer conexiones saludables que pueden llevarlo a sentirse ignorado y aislado.