Alejandra Gómez * semana@granasa.com.ec QUIÉN NO HA
dicho o pensado alguna vez en su vida “Necesito una limpia” en medio de una mala racha. Y es que para toda América, desde el Norte hasta el Sur, los chamanes representan una tradición milenaria que es parte de nuestra identidad y cultura.
El chamán es el hombre medicina para las culturas indígenas. Es el conocedor del poder de las plantas medicinales, el fuego, el puro y el rezo (oración). Los utiliza con el fin de limpiar de malas energías, purificar y proteger no solo los espacios que se habitan, sino la propia energía de la persona. Según la tradición ancestral chamánica, todo está conectado e interrelacionado entre sí. La energía es la fuerza integral que equilibra el cosmos, y a Dios se lo conoce como el Gran Espíritu.
Para sus ceremonias hace uso de plantas medicinales como el tabaco puro y el yagé; de objetos de poder como los cuarzos y las plumas. Su templo es la naturaleza, las lagunas y montañas. Los instrumentos musicales son los tambores, sonajas, cuernos y flautas; y los animales como el jaguar y el águila, su inspiración y fuerza. Esta figura emblemática conoce el poder de la naturaleza, en la que habitan espíritus custodios del reino animal, vegetal o mineral, los cuales son respetados como parte del todo.
El espíritu de la planta de tabaco es un excelente aliado para llevar sus oraciones y pedidos al Gran Espíritu. Por eso, los rezos se hacen con tabaco puro mezclado con anís, manzanilla, canela, clavo y flores secas. Con esta preparación se procede a limpiar no solo el cuerpo, sino también los pensamientos y emociones.
* Terapeuta y Reiki master. Instagram: @alejandragomezmayol