La Prensa Grafica

Elcobrodel­a deudatribu­taria debeser constituci­onal

- Javier Castro De León COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA Twitter: @jcastrodl

Todos tenemos la obligación de pagar nuestros impuestos, pues los mismos permiten al Estado contar con los recursos suficiente­s para cumplir con sus finalidade­s en beneficio de la sociedad, por lo que se requiere tener los mecanismos legales efectivos para exigir el cobro de los mismos, lo cual debe hacerse respetando la Constituci­ón.

En abril de este año, el Ministerio de Hacienda presentó a la Asamblea Legislativ­a un proyecto de Ley para el Cobro de las Deudas Tributaria­s y Multas a favor del Estado, que está siendo conocido por la Comisión de Hacienda, el cual persigue mejorar la gestión del cobro de las deudas tributaria­s, previsiona­les y de multas impuestas por la Administra­ción Pública. No me cabe la menor duda que el actual procedimie­nto de cobro debe ser modificado, pues es engorroso, ineficient­e y lento.

Uno de los aspectos que más me preocupa es que se establece que la deuda tributaria podrá ser exigible aunque no haya alcanzado firmeza administra­tiva ni judicial. Esto es muy serio, pues significa que al ciudadano o a una empresa le podrán obligar a que pague por la supuesta deuda con el Estado, mientras se estén ventilando los procesos respectivo­s ante el Tribunal de Apelacione­s de los Impuestos Internos y de Aduanas, o en sede judicial. La dimensión del problema se comprende cuando en el proyecto se desarrolla el “cobro persuasivo”, que en el fondo es un “cobro amenazante”, en el que se podrán decretar medidas precautori­as como el embargo de bienes. Preocupa que facultades como esta se puedan prestar a abusos utilizándo­se como amenaza para cobrar la deuda que podrá no estar firme. En esta disposició­n se vulneran derechos reconocido­s en nuestra Constituci­ón, tales como el de seguridad jurídica y del debido proceso.

Por otra parte, debe revisarse y verse con mucho cuidado la facultad que se le confiere a la Administra­ción Tributaria para que ante ella misma se diligencie­n los procesos de cobro forzoso de la deuda tributaria, facultad que la Constituci­ón confiere exclusivam­ente al Órgano Judicial (art. 172). En el proyecto se crean dos instancias: la Dirección General de Cobranza y el Tribunal de Apelacione­s de Cobranza, las cuales interviene­n en el cobro ejecutivo de la deuda, cuyos titulares son nombrados por el Ministerio de Hacienda, con lo que tenemos un escenario en que la Administra­ción comprendie­ndo la moral, cívica, responsabi­lidad, disciplina, respeto a las leyes y principios espiritual­es en la formación de ciudadanos honestos y productivo­s.

¿Qué hace un niño cuando recibe unos centavos? Normalment­e corre a la tienda a comprar dulces; un adolescent­e con unos dólares invita a su novia al cine o a una discoteca, los de mayor edad las llevan a bailar y hasta los hoteles y nunca a comprar un libro.

Todos hacen lo que les gusta, los estudios van en segundo lugar si no se les inculca o se les obliga. Las excepcione­s son pocas, se da gracias a Dios y hasta se les celebra o bien se les homenajea al sobresalir nacionalme­nte o fuera del país, según nuestra propia idiosincra­sia, en un abrir y cerrar de ojos.

Esa cifra de “ninis” se habrá duplicado esperando ver dinero.

La primera acción de quienes tienen a su cargo los grandes planes educativos es investigar las razones del por qué no estudian o trabajan los niños o los jóvenes menores de los 18 años.

Se llevarían muchas sorpresas, desde el abandono de sus padres por diferentes motivos a clasificar, luego conocer la opinión de sus padres si los tienen; tipo de ambiente donde viven o se desenvuelv­en; tipo de personas con que se relacionan y a qué se dedican y otros aspectos sociológic­os y sicológico­s Tributaria será juez y parte, vulnerándo­se los principios de independen­cia e imparciali­dad que debe tener todo juzgador. El proyecto se sustenta en las teorías de la autotutela administra­tiva, que ha reconocido la jurisprude­ncia, y que permiten al Estado actuar sin intervenci­ón del Órgano Judicial para ejecutar sus actos, la cual no es absoluta y encuentra límites en la misma Constituci­ón, por lo que debería retomarse y ser congruente con el modelo propuesto en el anteproyec­to de Ley de Procedimie­ntos Administra­tivos.

Otro problema que contiene el proyecto es que se crean procesos de amparo y contencios­os administra­tivos ad hoc para la Administra­ción Tributaria, con lo que estarían establecie­ndo “procedimie­ntos a la carta”, que vienen a generar distorsion­es en el sistema jurídico, además de constituir un mal precedente.

La principal deficienci­a que se encuentra en la propuesta es que pone en una posición de desventaja e indefensió­n al contribuye­nte cuando se enfrente al Estado. Es correcto que debe haber mejor recaudació­n de los impuestos y que se debe combatir la evasión fiscal, pero no hay que olvidarse que existe una Constituci­ón que tiene que ser respetada en defensa de los ciudadanos, por lo que el proyecto así como está redactado no debería ser aprobado. de estos “ninis”.

Al ver los resultados de un estudio a fondo que se realice sobre estas condicione­s se lograrían conclusion­es más realistas y es posible tomar decisiones más efectivas, castigando severament­e a padres descuidado­s.

No se objeta fomentar la educación, que se supone es uno de los objetivos del programa lanzado por el gobierno, sino la forma de ejecutarlo y hacer más rentable la inversión asegurando que los fondos se empleen adecuadame­nte, pues recordemos que estos jóvenes tienen muchas más necesidade­s o deseos, así como algunos altos funcionari­os destinan los presupuest­os a otros fines.

Si estuviésem­os por ejemplo en Alemania la cosa cambia, ahí se les entrega el dinero a los padres.

¿Por qué no estudiar otro sistema de ayuda para brindarles becas y cupones para el transporte, la alimentaci­ón y de útiles escolares para establecim­ientos proveedore­s? Esto es lo más seguro y abundante, lo que evitaría estar contrayend­o prestamos al exterior, que ya rebasan el 60 % del PIB, empeñándon­os más de la cuenta y resquebraj­ando nuestra débil economía, gastando más de lo que tenemos y que difícilmen­te podremos pagar ni en tres generacion­es.

Aceptemos nuestra realidad, no nos engañemos, no cuesta mucho estudiar y analizar los problemas y buscarles la solución más adecuada.

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