Memoria educadora
La memoria es siempre un fenómeno cambiante y volátil, que por su propia naturaleza adquiere tintes personalizados en cualquier dimensión y circunstancia. Y esto vale tanto para la memoria individual como para la llamada memoria histórica, que tiende a caricaturizarse con gran facilidad. Pero lo que no es discutible es que la memoria siempre está aquí, proveyéndonos insumos para reconocer el pasado en función de habilitar el presente con miras hacia el futuro. Esto quiere decir que la memoria es multidimensional y multiployectiva por naturaleza, lo cual la convierte en una especie de institutriz de tiempo pleno, que además nos atiende en todas las etapas de la vida, desde la más remota infancia hasta la más avanzada madurez. De lo anterior puede colegirme muy fácilmente que la memoria no sólo cumple funciones de recuerdo sino también tareas de formación. De la forma en que los seres humanos utilicemos los aportes de la memoria –tanto en plan individual como en plan colectivo– depende en gran medida nuestro desempeño en la realidad correspondiente. Hay que aprender a convivir constructivamente con la memoria, no para someterse a ella sino para interactuar con ella. Esa es una de las claves vitales de la venturosa vivencia y de la sana convivencia.
David Escobar Galindo