Joya natural arruinada por proliferación descontrolada de negocios
LA PRENSA GRÁFICA constató que aguas grises, restos de comida y basura de restaurantes son lanzados directamente al lago por comerciantes.
El lago de Coatepeque, compartido por los municipios de Santa Ana y El Congo, es uno de los destinos turísticos más importantes del país, ganador del segundo lugar del concurso internacional de las nuevas maravillas naturales del mundo hace un par de años.
Pero esa belleza e importancia turística está siendo amenazada con el aparecimiento de negocios que son construidos en una especie de muelles flotantes y que contaminan de manera irresponsable el cuerpo de agua.
La proliferación de estos negocios, donde también se venden bebidas embriagantes, se ha dado principalmente en el sector conocido como Bendición de Dios, jurisdicción de El Congo, cuya alcaldía incluso promueve el sitio como destino turístico dentro de la ruta El Tabudo.
En el lugar, sobre todo en la zona conocida como “el bajadero público”, se han levantado sobre las aguas del lago al menos ocho restaurantes que tienen serias deficiencias en el tratamiento de sus aguas grises, las cuales son lanzadas directamente al lago, tal como lo ha podido comprobar LA PRENSA GRÁFICA en visitas a la zona.
De estos restaurantes, varios tienen lavamanos cuyo desagüe va directamente, sin tratamiento, al espejo de agua. Cada vez que un cliente va a lavarse las manos, está contribuyendo a la contaminación, ya que el agua mezclada con jabón es depositada en el lago.
Residentes del sector incluso afirman que algunos de estos negocios también lanzan residuos de comida directamente al lago, ya que toda la estructura de los negocios, incluyendo cocinas, están sobre las aguas, que en estos días han vuelto a presentar un color turquesa, fenómeno natural asociado en ocasiones anteriores a la proliferación de microalgas. “Hay mucho descontrol. Lástima, porque el lago es nuestra fuente de ingresos y si no lo cuidamos después nos vamos a lamentar. Hay gente que solo tira las cosas al agua, hay algunos negocios que hasta los desechos tiran al lago, eso ahuyenta a los turistas”, afirmó un residente del lugar. Este habitante cuenta que el lugar donde están los negocios fue donado hace años por una de las familias acomodadas de la zona, para ser convertido en un “bajadero público” para las lanchas de los propietarios de ranchos de los alrededores, pero que con el tiempo se fue abriendo espacio para ventas de comida, convirtiéndose en una zona de restaurantes donde incluso la Alcaldía de El Congo ha realizado y promocionado festivales gastronómicos. Cerca se encuentran otros dos restaurantes más grande, donde se dan los mismos problemas, según pudo constatar LA PRENSA GRÁFICA. Además de lanzar las aguas grises al lago, genera otras desechos como envases de aluminio, botellas plásticas y desechables.
El problema de contaminación incrementa los fines de semana y en temporada alta. O como en estos días, que se ha dado el cambio de color del agua del lago, lo que atrae más turistas.
Carlos Guerrero, jefe de catastro de la Alcaldía de El Congo, dice que la comuna no ha dado los permisos a los negocios porque hay un litigio sobre el terreno donde se han instalado, que la familia que lo donó hace años, no entregó ningún documento legal a la municipalidad o al gobierno central para hacer la donación oficial. “Esa gente que está en el bajadero no cuentan con un permiso oficial de la municipalidad, porque por mucho tiempo el bajadero ha estado como en un litigio , hay una familia que lo reclama; estamos con duda en cuanto a eso”, afirmó.
“El hecho de la contaminación de aguas servidas directamente al lago es algo nefasto para la cuenca de Coatepeque. Ya hemos presionado para que hagan las inspecciones”.
ALEJANDRO VILLACORTA, DIRECTOR EJECUTIVO DE FUNDACIÓN COATEPEQUE
“Hay mucho descontrol... el lago es nuestra fuente de ingresos y si no lo cuidamos después nos vamos a lamentar. Hay negocios que hasta los desechos tiran al lago”.
RESIDENTE DEL LAGO DE COATEPEQUE
Alejandro Villacorta, director ejecutivo de la Fundación Coatepeque, afirma que han venido señalando la situación desde hace algún tiempo, pues es un problema que aumentó con el aparecimiento de más negocios.
“El hecho de la contaminación de aguas servidas directamente al lago es algo nefasto para la cuenca de Coatepeque.
Ya hemos presionado al Ministerio de Salud, al Ministerio de Medio Ambiente y aún a la alcaldía, para que se les vaya a hacer las inspecciones correctamente a esos puestos; y no solamente son los del ‘bajadero’, son los demás restaurantes que están a la orilla del lago, de los cuales tenemos denuncias. Esto es preocupante”, dijo Villacorta.
Sin embargo, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) dice no tener conocimiento del problema.
Según voceros del MARN, no han recibido ninguna denuncia. No obstante, la entidad contempla una visita la próxima semana para indagar las irregularidades en el manejo de la basura.
Lina Pohl, la ministra del ramo, dijo el martes pasado que los ranchos y los negocios debían construir plantas de tratamiento para evitar contaminar el lago. Sin embargo, no entró en detalle de algún caso en particular.
Según Villacorta, no se busca cerrar los negocios, que son fuente de empleo, pero sí regulación y mejor control para que se proteja la cuenca del lago, del cual viven aproximadamente 15,000 personas que residen en sus riberas.
El director ejecutivo de la fundación señaló que están trabajando para que se aprueben ordenanzas municipales para que las alcaldías con responsabilidad en el lago puedan ejecutar mejores medidas de control para protección de este recurso natural.
Un inspector del Ministerio de Salud señaló que estos negocios no deberían tener los lavamanos directos al lago y que los desechos deberían ser depositados en fosas herméticas, que deben ser construidas fuera de las instalaciones de los locales, para evitar que estas aguas servidas tengan contacto con el manto acuífero.
Villacorta señala que toda esta contaminación, incluso, favorece a los cambios de color que está experimentando con más frecuencia el agua del lago.
“El cambio de color es una respuesta a esa alta contaminación que tenemos.
En años anteriores hemos descubierto que estas bacterias (que producen el cambio de color) se alimentan de fosfatos, de fertilizantes químicos, de todo tipo de basura y eso alimenta a esa microalga”, acotó.