Padres espías,
Todos los menores necesitan supervisión. Pero ¿hasta qué punto se debe espiar a los hijos? Te compartimos algunos consejos.
La privacidad se ha convertido en un derecho inherente de los seres humanos, incluso forma parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero ¿qué pasa cuando los padres sienten la necesidad de irrumpir en la vida privada de sus hijos? La psiquiatra Margarita Mendoza Burgos expone que espiar a los hijos es poco correcto, pero sí es importante y necesario estar atentos de todas las actividades que se les presentan, entre ellas las amistades y las situaciones sociales.
Algunos padres justifican estos comportamientos con decir estar “preocupados” por la seguridad de sus hijos; sin embargo, “los padres cometen un error cuando espían día a día, haciéndolo por curiosidad y no porque se sospecha de que algo no está bien, llegando a ser intrusivos con ellos”, añadió Mendoza Burgos.
Seguramente te preguntarás hasta qué punto es bueno espiar. En la actualidad, gracias a la tecnología, ya no es necesario seguir a los hijos a escondidas o incluso levantar el teléfono del otro lado de la casa para saber qué están hablando. Basta con tener su contraseña de redes sociales para conocer cada movimiento, pero claro, hacer esto es caer en un error doloroso para los hijos.
Por ello la especialista reitera la importancia del diálogo previo a recurrir a medidas extremas como el espionaje. “Las normas, aun cuando son pequeños, deben construirse con consenso y conocimiento de parte de ellos. Si empezamos a notar el incumplimiento de estas o se visualizan cambios en su conducta, primero lo hablamos y si no hay resultados, podemos espiarles o ser más intrusivos”, aconsejó la especialista.
CONSENSO
Crear un consenso y un círculo de confianza es posible con tu hijo. Por ejemplo, si has decidido colocar un GPS en el celular de tu hijo para saber en qué lugar se encuentra, sin duda tendrás que comunicárselo y así llegar a un acuerdo en el que