La Prensa Grafica

“Son niños que tienen las ganas de salir adelante”

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Un centro escolar en San Salvador es el límite entre una pandilla y la otra. Esta variable es común a escala nacional. Pero en esta escuela el salón de clases se ha convertido en un refugio para los niños. Ahí se sienten protegidos, aprenden de valores y comienzan a soñar en grande. La labor de una docente ha sido clave para el desarrollo de estos estudiante­s, pero a la vez se ha convertido en una de sus tareas más difíciles. Navega a diario contra la corriente, con la misión de cambiar la realidad de algunos de sus alumnos, quienes provienen de hogares desintegra­dos, de padres o hermanos que son pandillero­s y víctimas de la violencia intrafamil­iar. “Ya han venido a buscarme padres de familia (pandillero­s) a decirme que no les hable de valores a sus hijos. Otros me han dicho que no comente ciertos temas porque van en contra de los principios religiosos. Es frustrante y es una lucha constante”, comentó la maestra, quien por seguridad no será identifica­da. Pero los pequeños le piden que les hable de valores y de cómo aplicarlos. “Me gusta cuando nos enseña del respeto, la honradez, la lealtad y de lo que podemos ser si somos personas de bien. Mi hermano fue pandillero y yo no quiero ser como él”, dijo un niño. Según datos del MINED y que están incluidos en el informe Plan El Salvador Educado del Consejo Nacional de Educación (CONED), el 64 % de los centros escolares está ubicado en zonas asediadas por pandillas; el 62 % donde se reportan robos y hurtos; un 61 % donde hay venta de drogas; el 57 % en zonas con alto índice de portación de armas blancas y de fuego; y un 46 % de los centros escolares está ubicado donde la extorsión es parte de su realidad. En ocasiones sentir el olor del miedo es inevitable. La docente compartió que un día recibió la visita de una mujer que le pidió su número de celular, ella no cedió. Su familia ha insistido en que deje de dar clases, pero su vocación es más fuerte. Así cada historia detrás de un niño es diferente. También detrás de cada docente. “¿Y para qué sirve hablar de valores si hay personas que roban, matan y secuestran?”, cuestionó una alumna de tercer grado. La maestra espera que la línea del tiempo cambie y que una nueva realidad abrace a la niñez salvadoreñ­a. “Son niños que tienen las ganas de salir adelante y con grandes deseos de ser amados”, concluyó.

COBARDÍA FUE VISUALIZAD­A COMO LO CONTRARIO A UN HÉROE. “ALGUIEN QUE NO ASUME CON RESPONSABI­LIDAD SUS ACCIONES, QUE TAMPOCO LE GUSTA ESFORZARSE Y QUE NO PRACTICA VALORES”. ESTE PENSAMIENT­O FUE LA VOZ DE TODO UN SALÓN DE CLASES.

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